Arrancamos… Por desgracia, la corrupción es un signo de los tiempos.
Las faltas que se han cometido deben ser sancionadas en las personas que las cometieron, porque los crímenes no los cometen personas morales sino individuos.
Es muy importante distinguir la justicia de la política. No hay que judicializar la política, pasar al Poder Judicial problemas políticos, pero tampoco hay que politizar la justicia, eso no se vale.
Pero hay que ver también los orígenes, no basta decir, como lo han dicho algunos destacados analistas, que la transición ha evidenciado corrupciones que ya existían y que en el pasado se utilizaban para intimidar, reprimir o controlar, pero que generalmente no salían a la luz pública.
La corrupción existía, no se veía tanto como ahora, pero la transición ha traído consigo algunas otras formas de corrupción.
Para mí, tiene que ver fundamentalmente con el costo desmesurado de las campañas políticas y por una competencia por el espacio en la televisión, que es inacabable.
Lo más importante, lo más urgente que hay que hacer en el país es evitar que el poder se compre con dinero.
Eso es lo más importante para el país, porque eso corrompe cualquier transición. Es por eso que necesitamos reformas de fondo, desde luego una reforma moral, una reforma a las instituciones políticas.
En este momento ya urgen los cambios electorales en el país, reducir los gastos de campaña.
Todos tenemos que evitar que la transición democrática se convierta en un lodazal político.
La ley del "todo se vale" puede llevarnos a una verdadera tragedia nacional. Hay que poner un alto a la degradación política.
En materia penal, el responsable de la corrupción es el que comete el delito o los que lo cometen o los que son cómplices, pero directos; no hay culpabilidad de personas morales, eso no existe, la culpabilidad siempre es de individuos.
Debe haber compromiso, en todas las partes involucradas, de vigilar a su propia gente. Una administración no es responsable directa de las faltas que cometen sus miembros, sus funcionarios, pero sí está obligado a evitar, en lo posible, que se incurra en la corrupción una vez que es evidente.
La imagen de México como país es mucho más que esto; es su historia, su cultura. La del gobierno no se afecta, se afecta la imagen del proceso político, la idea que se tiene de la transición mexicana, de nuestra capacidad para entablar una democracia.
La sustitución del debate ideológico por la competencia mediática ha hecho considerar a los electores "como meros consumidores a los que hay que seducir y no como ciudadanos a los que hay que convencer", propiciando la consecuente degradación de la actividad política y el extravío de los principios en que se funda el sistema representativo.
Según este análisis, los partidos políticos concentran el desprestigio que han sufrido las instituciones públicas y cuyas causas son evidentes: los lamentables resultados sociales de las políticas económicas aplicadas por los regímenes democráticos, el deterioro de la imagen del Estado a través de una prolongada prédica a favor de la superioridad del mercado, la ausencia de una ciudadanía educada y actuante, el incremento de la inmoralidad política y la pérdida de la capacidad del Estado para evitar la violencia.
MI VERDAD.- Asegurar la sujeción de la actividad política a normas de ética pública.