En mayo de 1929, los estudiantes de la Escuela Nacional Preparatoria y de la Escuela de Jurisprudencia, de la entonces Universidad Nacional de México, protestaron en contra de algunas reformas educativas que les exigían más estudio y más exámenes, llegando al extremo de declararse en huelga.
De la huelga los estudiantes pasaron a tomar las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, en donde se encontraban separadas las escuelas de Medicina, en contra esquina de la Plaza de Santo Domingo; la de Derecho, a unas cuantas cuadras de allí; Ingeniería, en el Palacio de Minería y la Escuela Nacional Preparatoria, en San Ildefonso; y las que fueron concentradas en la Ciudad Universitaria, en 1952, con excepción de las preparatorias.
1929, fue un año de mucha agitación política por las elecciones extraordinarias para elegir al Presidente de la República, para completar el periodo de 1928 a 1934, que no pudo ni siquiera iniciar Álvaro Obregón, por haber sido asesinado; y que en torno a su magnicidio se hicieron los chascarrillos de que cuando el pueblo preguntaba que quien lo había matado contestaban “Calles… e la boca; y Portes… e bien”.
El conflicto universitario fue caldo de cultivo para esas elecciones presidenciales a efectuarse en noviembre de 1929, fueran violentas; pues el gobierno consideraba que era en favor del candidato de la oposición José Vasconcelos, porque Alejandro Gómez Arias y Salvador Azuela, brillantes oradores de su campaña, lideraban el movimiento estudiantil.
En esas presidenciales, no obstante que para el pueblo José Vasconcelos, ganó la elección, parecido a lo que ocurrió en 1988, con Cuauhtémoc Cárdenas, que para más de la mayoría de los mexicanos, ganó a Carlos Salinas de Gortari; Plutarco Elías Calles, el Jefe Máximo de la Revolución, impuso a Pascual Ortiz Rubio.
El movimiento estudiantil terminó el 23 de mayo de 1929, con una represión policiaca que causó heridos; pero para pacificar los tiempos electorales y sin que haya sido una petición del movimiento, el Presidente Interino Emilio Portes Gil, concedió la autonomía a la Universidad Nacional de México; siendo desde entonces UNAM.
En memoria de ese movimiento universitario el norte de la Plaza de Santo Domingo, desde 1929, se llama “Plaza 23 de Mayo”; y se instituyó el Día del Estudiante, que desde entonces se celebra de distintas formas en todo el país.