La mejor columna política de La Laguna, por SinCensura.
En Coahuila, a dos semanas del día de la jornada electoral, las mediciones de intención del voto ponen a Manolo Jiménez Salinas, el abanderado de la “Alianza Ciudadana por la Seguridad” integrada por PRI, PAN y PRD, por delante de su rival más próximo, el candidato de Morena.
Corte de caja. El candidato priista al gobierno de Coahuila, Manolo Jiménez, lidera con claridad —al día de hoy— la preferencia del electorado. Según la casa encuestadora especializada en campañas electorales a nivel nacional, “Poligrama”, el aliancista Manolo Jiménez lleva la delantera con 43% de las preferencias (levantada el 14 y 15 de mayo del 2023).
Armando Guadiana, de Morena, ocuparía el segundo sitio con 29.1%; y Ricardo Mejía, del PT, con 16.9%; en tanto, el abanderado del PVEM-UDC, Lenin Pérez, tiene 4.8%. Y todo parece indicar que la tendencia es irreversible, de confirmarse el día de la elección, el abandero de Miguel Ángel Riquelme Solís, derrotará por cerca de 150 mil votos a su contrincante de Morena, Armando Guadiana, el abanderado de Andrés Manuel López Obrador.
El alfil del gobernador saliente, Manolo Jiménez, llega con gran ventaja sobre su rival, hasta con el 20% en las encuestas que mejor lo ponen. Nadie duda en la entidad que Manolo Jiménez, de 38 años, va a ganar las elecciones del próximo 4 de junio.
Manolo Jiménez Salinas, exalcalde de Saltillo y exsecretario de Inclusión y Desarrollo Social del gobierno de Miguel Ángel Riquelme Solís, consolidó el modelo de la coalición “Va por México”, que ha amalgamado al Partido Revolucionario Institucional (PRI) con el conservador Partido Acción Nacional (PAN), que ha atado su supervivencia en la última década a sus alianzas con cualquier formación política, según la circunstancia, y el muy pragmático izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que ha sobrevivido gracias a su alianza —compadrazgo— con los hermanos Moreira Valdés.
En otras palabras, Coahuila es el espejo de la novedosa tendencia de los partidos nacionales a organizarse en dos grandes bloques, uno, el oficialista, conducido por el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, el otro, un crisol de ideologías reunidas bajo la sombrilla de ser oposición. En medio de los dos polos ha quedado en la indefinición el centrista Movimiento Ciudadano (MC), que resolvió no presentar candidaturas ni en Coahuila ni en el Estado de México, o Edomex, donde también se disputará la gubernatura.
En el espejo coahuilense, la evolución de las encuestas ha mostrado una tendencia sencillamente estable, consistente y sostenida, en favor del aliancista Manolo Jiménez, que aventaja en la calle a Armando Guadiana con márgenes cada vez más amplios, alejando la posibilidad de una elección cerrada, aún con la declinación prevista de Lenin Pérez, el candidato del PVEM-UDC, a favor del de Morena. Del otro lado, Ricardo Mejía, no sólo se niega a declinar a favor de Armando Guadiana, sino asegura ir en segundo lugar.
Los analistas locales consideran que el arroz ya se coció. La campaña de Manolo Jiménez ha tenido el objetivo de cuidar su ventaja, no cometer errores y, sobretodo, no dejarse arrebatar el control de la narrativa, que hoy en día es crucial en las contiendas políticas. Sorteó con éxito los tres debates: dos organizados por la autoridad electoral y uno por la iniciativa privada, con astucia y serenidad. Contra lo que casi todos esperaban, entre los candidatos, Manolo Jiménez, es quien controla el tema de los programas sociales, los que están en curso y los que pondrá en marcha de llegar a Palacio Rosa.
Es llamativo porque los candidatos opositores, emanados de la 4T, pero hoy confrontados, hablan de otras cosas, tienen ofertas distintas y no han hecho énfasis en los programas de ayuda directa a la gente que supuestamente eran su fuerte. La oferta que más se recuerda del candidato de Morena, Armando Guadiana, es organizar, si gana, un concierto de narco corridos tumbados con “Peso Pluma”. Así será complicado que remonte.
En Coahuila ya no hay izquierda. Bastaron unos días de precampaña y lo que va de campaña, para que la izquierda, prácticamente, se pulverizara y quedara sin ninguna oportunidad de competir por el cargo que el próximo diciembre dejará Miguel Ángel Riquelme Solís.
Sumado a las diferencias, traiciones y “guerra sucia”, que se habían registrado en la víspera de la etapa proselitista entre Armando Guadiana y Ricardo Mejía. Muchas más cosas han pasado que hoy los tienen en un camino seguro a la derrota.
Para muestra, quedo registrada para las memorias, aquella gritoneada de antología, cara a cara, de parte de Marlenne Cañas de Mejía a Mario Delgado, en Saltillo: “eres una vergüenza nacional”. Que hizo que la hoguera se atizara, y unos días después, del “war room” de Armando Guadiana filtraron un video donde Ricardo Mejía describe a Andrés Manuel López Obrador, prácticamente, como un tirano: “él no quiere aliados, quiere súbditos”, dice entre otras cosas el exsubsecretario de Seguridad Pública Federal.
Esto vino a salpimentar aún más el discurso de Ricardo Mejía, quien aseguraba representar los ideales del presidente Andrés Manuel López Obrador y la 4T; quien les respondió y públicamente le dio la bienvenida a un grupo de inconformes con el partido guinda de Mario Delgado, en Monclova, que tiró las playeras de Morena y se puso la del PT.
Y si algo faltara, el propio Ricardo Mejía, dijo que primero muerto antes que declinar en favor de Armando Guadiana y aprovechó el viaje para darle una “repasada” a todas las “corcholatas” del presidente Andrés Manuel López Obrador que manifestaron su apoyo al abanderado de Morena, entre ellas, por supuesto, a la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
En Morena, los “focos rojos” se le encendieron a Mario Delgado, más que afligido, está atormentado porque el candidato de Morena para la elección de gobernador en Coahuila, no repunta. Sabe que la derrota anunciada se cargará a su cuenta. Mario Delgado no supo conducir el proceso de selección. Las encuestas se le hicieron engrudo. El resultado es que la 4T presentó tres candidatos que se tiran lodo un día sí y otro también, mientras que el candidato aliancista Manolo Jiménez consolida su ventaja.
Mario Delgado, en su afán por detener una derrota inminente de su candidato a la gubernatura de Coahuila, soltó de forma tardía un grito desesperado y de llamado a sus aliados, del Partido Verde Ecologista y del Partido del Trabajo para que se unan a Armando Guadiana y no se vayan con Ricardo “El Tigre” Mejía, como se hace llamar el candidato del PT.
Lo que se dice es que Mario Delgado tiene la instrucción de presionar al PT y al PVEM para que obliguen a sus candidatos a declinar y pedir a sus seguidores que voten por Armando Guadiana. Ya hizo la petición acompañada de una velada amenaza para las elecciones del año próximo. ¿Le harán caso?
Como señal inequívoca de desesperación, se afirma que ya hubo una petición formal de la dirigencia de Morena al candidato del PT, Ricardo Mejía,para que decline a favor de Armando Guadiana y tenga un apetitoso premio de consolación. La respuesta, dicen, fue tajante: Ricardo Mejía está interesado en la declinación, pero de Armando Guadiana a su favor, lo que cayó como una cubeta de agua helada al interior de Morena.
Mario Delgado ve similitudes entre lo que hoy pasa en Coahuila y lo que ocurrió en el Edomex, en el 2017, cuando perdieron la elección de gobernador con Alfredo Del Mazo, porque, aseguró, ni el PRD ni MC se sumaron entonces a Delfina Gómez.
Si bien, Morena no era favorito para ganar en Coahuila, la tragedia de la derrota puede ser mayúscula, Mario Delgado dejó crecer la crisis al menospreciar el escenario coahuilense y al personaje, se dedicó a calificar a Ricardo Mejía de traidor y le tundió con otro rosario de adjetivos que no abonaron. Ahora parece buscar demasiado tarde la conciliación para aquietar a “El Tigre” Mejía que se le paró enfrente.
Hay algo seguro. Mientras los días pasan y el candidato de Morena al gobierno de Coahuila no remonta. Ya se giró la instrucción de que las “corcholatas” del presidente Andrés Manuel López Obrador viajen para apoyar a Armando Guadiana, aunque sólo sea para aguantar sus chistes. Ya vino Ricardo Monreal y Adán Augusto López, se espera que este fin de semana venga Claudia Sheinbaum.
La pelea entre Armando Guadiana y Ricardo Mejía no es solamente por la gubernatura sino también por el control de su principal fuente de dinero: las minas de carbón.
Son cinco empresas vinculadas con Armando Guadiana han recibido del gobierno federal más de 3 mil millones de pesos por la venta y colocación de carbón, entre ellas, resaltan la “Compañía Minera Zapaliname, S.A. de C.V.”, la “Minera Río Álamo, S.A. de C.V.”, la “Minera Carbón Mexicano, S.A. de C.V.”, la “Minera 2G, S.A. de C.V.” e “Infraestructura Minera Catamco, S.A. de C.V.”.
Mientras que por su parte Ricardo Mejía se ha embolsado alrededor de 985 millones de pesos provenientes de la Comisión Federal de Electricidad —CFE—, otorgados a la empresa “La Sierra Minería y Transporte, S.A. de C.V.” del empresario Antonio “El Tony” Flores Guerra, ahora candidato por el PT para una diputación local y hermano de la alcaldesa de Múzquiz, Tania Vanessa Flores Guerra, ambos, amigos muy cercanos de Ricardo “El Tigre” Mejía.
Después de que Tania Flores Guerra ganara la elección en Múzquiz y todavía con Ricardo Mejía como subsecretario de Seguridad Pública Federal de Andrés Manuel López Obrador, la compañía de Antonio “El Tony” Flores Guerra, obtuvo los contratos CFE-0700-ADAAN-0081-2022 y CFE-0700-ADAAN-0082-2022 de suministro del mineral de la CFE que lo convirtieron en el nuevo “Rey del Carbón” de Coahuila, elevando su nivel de vida, por lo que presume camionetas de lujo, joyas, viajes y dinero en sus redes sociales. Y, ojo, adivine quien fue el intermediario que obtuvo la anuencia de los contratos con el director general de la CFE, Manuel Bartlett Díaz… ¡Usted, le atinó! Es el exalcalde de Torreón y extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera —UIF— de Coahuila, Jorge Luis Morán Delgado, hoy, coordinador de la campaña de Morena. Ahora entendemos la obsesión de Armando Guadiana y Ricardo Mejía por la gubernatura: “los obscuros negocios del carbón”.
Es un secreto a voces que, Ricardo Mejía, no se manda sólo y tiene un “jefe” al que le rinde cuentas, nos referimos a “ya sabes quién”, precisamente, desde Palacio Nacional dieron la instrucción de presionarlo para que decline a favor del candidato de Morena. Lo último que se supo, el pasado fin de semana, es que se baja de la contienda “al cuarto para las doce”. ¿Será?
En otro orden de ideas. Los albiazules coahuilenses mordieron el anzuelo. Le entraron al terreno de la “geometría política” que es —ya se están dando cuenta— un pantano.
Ubicarse en el espectro político antes de una elección supone aislarse. Asumirse como parte de un grupo minoritario de pares que pueden ser combativos pero que son muy pocos para acercarse al triunfo. En ese sentido, la dirigencia estatal de Acción Nacional y sus líderes morales, hicieron una mala lectura de las circunstancias del proceso electoral en este 2023.
No estaría mal que alguien les explique que hay mucha gente de izquierda que se siente traicionada por el estilo personal de gobernar de Andrés Manuel López Obrador, pero que jamás se asumirán como ciudadanos de derecha para votar por el PAN.
Lo contrario a la política del oficialismo no es la derecha, porque entonces se aceptaría algo que es falso, que el actual gobierno de la República es de izquierda, cuando en su programa de gobierno no aparecen por ningún lado las causas por las que lucha la izquierda en el planeta. El populismo autoritario no es de izquierda.
En el análisis de los resultados, después de la jornada electoral, confirmaremos que el PT y Ricardo Mejía, obtuvieron una mayor votación —casi de la nada— que el propio Partido Acción Nacional. Lo que significa, que los albiazules pasaran a un reprobado 4to lugar en Coahuila.
A estas alturas del proceso electoral podemos asegurar que, prácticamente, los líderes morales del panismo “desvielaron” al partido y lo van a dejar inservible. No sabemos quién o quienes sean los responsables, pero, seguramente, a José Guillermo Anaya y Marcelo Torres Cofiño les cargaran al muertito. Ahora ¿Con qué cara van a pedir espacios a Manolo Jiménez? ¿Oh, fue parte del arreglo?
Se precipitó la lluvia de ideas en la 4T para doblar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación —SCJN—. Todos están lanzando sugerencias para darle en la torre al Poder Judicial por su atrevimiento de negarse a cumplir los caprichos del líder político del movimiento, Andrés Manuel López Obrador.
Como quieren que el “jefe político” los mire, y de ser posible les dé una palmadita en la espalda, diversos mandos morenistas, a la manera de la Inquisición, proponen tormentos a los ministros que tuvieron la osadía de creer que se mandan solos y que son un poder autónomo de la Unión.
La primera acción contemplada es aumentar el cerco en la sede de la SCJN, que sean cientos, o si se pueden miles, los simpatizantes de Morena que acosen a los ministros, los intimiden. ¿Qué tan lejos está dispuesto a llegar la 4T para doblar a la SCJN?
“Plan C” arranca el 5 de junio. El concepto del “Plan C” llegó para quedarse. Se trata del afán de Morena de ganar la elección presidencial del 2024 y de ser la fracción mayoritaria en el Congreso, pero, además, obtener una mayoría calificada que le permita al presidente Andrés Manuel López Obrador hacer cambios constitucionales en el último mes de su gobierno.
Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, dijo que el “Plan C” arranca al día siguiente de la elección en Coahuila y el Edomex y tendrá vigencia de un año.
El presidente Andrés Manuel López Obrador da por hecho que su partido ganará y que el ganador lo respaldará en su fiebre legislativa cuyas repercusiones se sentirán en la siguiente administración, no en la actual.
De modo que Andrés Manuel López Obrador no solo es el coordinador de la campaña presidencial de Morena, pondrá al candidato y a los candidatos a las gubernaturas en juego y a los principales legisladores del partido, sino que también está confeccionado el Programa de Gobierno del próximo presidente. Del plan de retiro en Palenque ya casi no habla.
La incertidumbre se apoderó del fenómeno migratorio. Las viejas reglas dejaron de existir y las nuevas todavía están en el limbo tanto aquí como en Estados Unidos. Parece que el final del “Título 42” los agarró distraídos en otros asuntos.
Nadie sabe bien a bien a qué atenerse y eso hace todavía más peligrosa la travesía de los migrantes por territorio mexicano rumbo a la frontera con Estados Unidos.
En el caso mexicano hay una irregularidad inadmisible. El Instituto Nacional de Migración atraviesa una zona de penumbra. El comisionado Francisco Garduño Yáñez todavía está en el cargo, a pesar de que pesan sobre él acusaciones gravísimas y que está en la mira de la justicia dentro y fuera del país.
La Secretaría de Gobernación se lava las manos y la cancillería se hace cargo de un asunto sobre el que no tiene líneas de mando. El caos avanza. La ecuación es simple y preocupa: a mayor incertidumbre, más vulnerabilidad para los migrantes.
Como siempre es un placer, nos leemos en la próxima… ¡no olvides compartirla!