Arrancamos… A poco más de seis años de su partida, no hay duda de que el gran revolucionario sigue presente en la memoria de todos aquellos que anhelamos un mundo libre, justo e igualitario. La visión humanista que caracterizó al comandante le permitió advertir de la autodestrucción de la humanidad causada por las sociedades de consumo, en las que sin importar los graves daños en muchos casos irreversibles- a la naturaleza, han seguido alimentando al feroz capitalismo que amplía la brecha de desigualdad, arrojando a la garras de la pobreza a millones de personas, excluidas de ese pequeño mundo de privilegios diseñado por los gobiernos neoliberales, y con ello el deterioro progresivo y acelerado de nuestro entorno. El inmenso legado que nos dejó el líder histórico ,Ma Revolución Cubana, el comandante Fidel Castro, faro de luz y esperanza para América Latina, el Caribe y el mundo, permanece vigente, por eso recordamos el Discurso pronunciado en Río de Janeiro en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, hace 20, años donde señala con aguda maestría las lesivas consecuencias de las políticas imperialistas en nuestro medio ambiente. Tina importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad. Con sólo el 20 por ciento de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer. Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto. La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente. MI VERDAD.- Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.