Tomás se fue a España en un viaje de trabajo, pero como sabía que su novia necesitaba lentes para la vista, encuentra una ocasión para comprar unos bonitos y baratos en una óptica.
Después de ver unos cuantos lentes, se decidió por unos y los compró. La dependiente se los envolvió, mientras Tomás pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de coger el paquete con los lentes, recogió otro paquete muy parecido que había al lado. El paquete contenía ropa interior que la clienta de la óptica acababa de comprar en una corsetería.
Tomás, que no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a la paquetería y envió el paquete a su novia, junto con una carta. La novia al recibir el paquete, se quedó extrañadísima con el contenido así que abrió la carta y leyó:
“Querida Marta, espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo llevando los mismos y éstos son cosas que se deben cambiar de vez en cuando.
Espero haber acertado con el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda, de hecho me enseñó los suyos y eran iguales. Yo, para comprobar si eran ligeros, los cogí y me los probé allí mismo. No sabes cómo se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy chistosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy prominentes.
Una chica que había allí me ayudó también a decidir. Me los pidió, se quitó los suyos y se puso éstos para que yo pudiera ver el efecto. A esta chica le lucían menos que a la dependienta, porque el pelo se los tapaba un poco por los lados, pero aún así, me pareció que le favorecían muchísimo.
Finalmente me decidí y te los compré. Póntelos y se los enseñas a tus padres, hermanos, en fin a todo el mundo, a ver qué dicen.
Al principio te sentirás rara…, ya que estás acostumbrada a ir con los viejos y últimamente a no llevar ningunos… Pero sobre todo, revisa que no te queden chicos para que no te vayan a dejar seña cuando te los quites. Ah, y ten cuidado también de que no te queden grandes, no sea que se te caigan cuando vayas caminando.
Bueno para que te sean útiles y resulten más bonitos, me han aconsejado que los limpies muy a menudo. Igualmente me recomendaron que tengas cuidado con los roces porque se acaban estropeando.
Llévalos con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejarlos por ahí y los pierdas, tú tienes la costumbre de quitártelos en cualquier parte.
En fin, para que te voy a decir más… Estoy deseando vértelos puestos...
Creo que éste es el mejor regalo que podía hacerte.Un beso tu Tomás”