Cuando me compadezco de los que viven en una silla de ruedas es que sé lo que sienten. Y más aparte tiene que depender de otra persona para comer, vestirse, etc.
Ahora, uno entiende porqué se vuelve uno ateo, aunque uno este consiente que nuestra vida nos la dio Dios.
Aunque uno se envuelve en porqués, ¿por qué yo Dios mío?, muchas veces lo he dicho yo, que la discapacidad no es un lecho de rosas que muchos piensan así, y crean que no hacemos nada.
Hacemos de una vida de los restos de piezas de rompecabezas que no podemos armar por nosotros mismos, tratamos de llevar una vida normal, aunque nos topemos con piedras y espinas.
No sé si Dios nos premie a la hora que vayamos al cielo, seremos por fin libres al final o conoceremos la libertad que tanto soñamos.
Hablar de la discapacidad en un mundo que quizás nunca tendremos espacio como los estacionamientos que dizque son reservados para nosotros, pero realmente no lo son, creo que mi labor es hablar de aquellos que no se pueden defender y que no le hacen daño a nadie.
No somos parte de un programa de televisión, que das cada año para ayudarlos, hay muchas formas que tú puedas ayudar, que no es discriminar o ignorar, también somos parte de una misma sociedad.