De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Día Internacional de la Mujer se refiere a las mujeres como artífices de la historia. Empezó a conmemorarse por la ONU en 1975 y dos años más tarde fue proclamado por su asamblea, y encuentra sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos.
El hecho de que este día se conmemore el 8 de marzo está estrechamente vinculado a los movimientos feministas durante la Revolución Rusa de 1917. Sin embargo, existen otros antecedentes, como el sucedido en Estados Unidos a principios del siglo anterior, cuando el 28 de febrero tuvo lugar el primer Día Nacional de la Mujer, celebrado por el Partido Socialista de los Estados Unidos de América, tradición que se siguió el último domingo de febrero hasta 1913.
Mientras tanto, en Europa se originan movimientos similares en los albores del siglo XIX, por ejemplo, en 1910 en Copenhague (Dinamarca), cientos de participantes de 17 países reunidas en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (la primera había tenido lugar en 1907), deciden organizar anualmente una jornada de la mujer teniendo por mira reforzar su lucha por obtener el sufragio femenino universal.
Han pasado décadas desde entonces, y si bien es cierto que se han logrado avances importantes en cuanto a la equidad de género y los derechos de las mujeres, la lucha continúa, pues todavía hay pendientes importantes, pues si bien las mujeres ya votan, son parte fundamental de la fuerza económica, participan en la política y son alcaldesas, diputadas, senadoras, gobernadoras, etc., todavía es fundamental erradicar la violencia de género que, por lo menos en México, sigue siendo un flagelo de todos los días.
De acuerdo con datos publicados por el INEGI, en México fueron asesinadas 17 mil 776 mujeres en los últimos cinco años. Según la misma institución, el 70 por ciento de de las mexicanas ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Las cifras son devastadoras y demuestran que los esfuerzos que se hacen desde todos los ámbitos han resultado insuficientes.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, publicada por el INEGI, señala que el porcentaje de mujeres que han contado a alguien las experiencias de violencia que han vivido a lo largo de su vida fue mayor en el ámbito comunitario (68.3 %), seguido del ámbito familiar (65.4 %) y laboral (65.1 %).
No obstante, cerca de una tercera parte de estas mujeres no había compartido con nadie esta vivencia hasta antes de responder la encuesta. La ENDIREH devela que la familia fue el círculo de apoyo más cercano para las mujeres que han experimentado violencia. De las mujeres que experimentaron violencia física y/ o sexual en el ámbito de pareja, 13.1 % presentó una queja o denuncia ante alguna autoridad. Le siguen el ámbito escolar (7.8 %); familiar (7.1 %), laboral (6.5 %) y comunitario (4.3 %).
Lamentablemente, la encuesta también reveló que los niveles de búsqueda de apoyo institucional o denuncia fueron bajos. Las principales razones para no buscar ayuda o no denunciar fueron: se trató de algo sin importancia que no le afectó, no sabía cómo y dónde denunciar y por miedo a las consecuencias o a las amenazas. (https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2022/EAP_VIOM2022.pdf). Como se desprende de esta dolorosa radiografía, tenemos todavía un largo camino por recorrer, y en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer es necesario recordar que la violencia en todas sus expresiones tiene que ser erradicada de la vida pública y privada, y aunque no existe una solución mágica para ello, la educación y la concienciación son el mejor camino que podemos tomar para lograrlo.