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La elección para elegir gobernador el año pasado en Nuevo León nos dejó un par de lecciones que con miras al proceso de renovación del ejecutivo estatal en nuestro Estado bien valdría la pena tener en cuenta. La primera de ellas es la necesidad de una alternancia en el poder político más allá de la tradicional rivalidad PRI-PAN, y es que los neoleoneses han demostrado que están dispuestos al cambio, a explorar opciones y con ellos buscar mejorar, pues no solo los partidos antes mencionados se han repartido el ejecutivo estatal en varias ocasiones, sino que también eligieron en su momento al primer gobernador como candidato independiente en la historia de México, y en ese mismo tenor exploratorio le dieron la oportunidad a Movimiento Ciudadano que gobierna actualmente, es decir, han demostrado que los colores partidistas salen sobrando cuando de elegir a sus representantes se trata y que es la persona y no el partido quien en verdad importa; lección que todos deberíamos aprender. La segunda, es que el efecto AMLO no cobijó de ninguna manera a la candidata por ese partido quien fue finalmente derrotada junto al candidato priista por el actual gobernador Samuel García Sepúlveda, es decir, ni el gobierno saliente priista con toda su tradicional maquinaria de compra de votos, ni la ola guinda que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador significaron un obstáculo para el entonces senador y candidato García Sepúlveda, esta lección nos invita a que debamos aprender a ignorar supuestas tendencias políticas y resistir la compra de votos y la coacción a la hora de sufragar. Finalmente, la tercera lección es el desdén a las encuestas, pues cada candidato en su momento presentaron las encuestas que les daban el triunfo, desde luego con la intención de generar el efecto borrego y lograr sumar adeptos a sus respectivas causas, por ello debemos aprender que las encuestas manipulables perfectamente buscarán generar ese efecto en los votantes coahuilenses, por ello debemos dejarlas de lado y razonar perfectamente el voto con base en las propuestas de campaña, la trayectoria de las y los candidatos y más importante aún, quiénes los rodean, porque definitivamente hay grupos que desean servirse del poder e invariablemente los padeceremos en caso de que obtengan la victoria. Son tres lecciones que los coahuilenses debemos tener en cuenta con miras al proceso electoral de renovación ejecutiva que ya inició. Por supuesto que aún hay miles de militantes de hueso colorado que apoyan a cualquier candidato que les impongan, así se tratara de un caballo como cuando Calígula nombre a su equino senador, pero el grueso de la población que estamos lejos de ese fanatismo tenemos la libertad de tomar las buenas lecciones de nuestro vecino neoleonés y decidir qué es lo mejor que le conviene al Estado, el continuismo o la alternancia, la misma senda con los mismos de siempre con la posibilidad de alguna mejora, o el riesgo que implica un nuevo rumbo con desconocidos cuyas intenciones desconocemos. Los buenos ejemplos se toman y Nuevo León nos ha dado uno que sin duda debemos considerar en este proceso electoral.