Cientos de migrantes de diversas nacionalidades que se dirigían hacia los Estados Unidos fueron detenidos y confinados en contra de su voluntad en una finca en el ejido El Vergel, ubicado en la carretera Gómez Palacio – Jiménez, en donde permanecieron durante varios días en condiciones de hacinamiento, recibiendo solo una comida al día y sin las medidas de higiene necesarias.
Los afectados señalaron fueron bajados de autobuses de pasajeros por elementos de varias corporaciones policiacas, aunque no proporcionaron mayores datos, y fueron traslados en camionetas hacia una finca en donde fueron retenidos durante cinco días en condiciones infrahumanas, pues no tenían ni siquiera sanitarios y tenían que dormir entre sus propios desechos.
Asimismo, recibían como única comida del día un plato de sopa y tortillas, por lo que además del frío padecieron hambre, y aunque reconocen que jamás recibieron golpes ni malos tratos por parte de la policía, si manifestaron su inconformidad por las precarias condiciones en que los retuvieron en contra de su voluntad a pesar de que la gran mayoría de ellos contaban con la Forma Migratoria Múltiple, documento que acredita su legal estancia en el país, de acuerdo con el Instituto Nacional de Migración.
Fueron alrededor de 500 los migrantes que retenidos en la comunidad antes mencionada, mayormente ciudadanos de países centroamericanos, muchos de ellos con niños pequeños a los que cargaban en brazos, sobre los hombros o que de plano iban caminando con la caravana que logró escapar del confinamiento y enfiló por la carretera a Chihuahua para tratar de llegar hasta Ciudad Juárez y de ahí cruzar hacia los Estados Unidos en busca de una mejor vida.
Los migrantes fueron retenidos desde el domingo 4 de diciembre, y lograron escapar cuatro días después. Relatan que los oficiales se apoderaron de documentos de algunos de sus compañeros, y que a algunos de ellos les pidieron cantidades que rondaban los 300 dólares para liberarlos y ayudarlos a llegar hasta la frontera.
Hasta el momento, no se sabe quién o quiénes dieron la orden para retener a los centroamericanos, muchos de ellos, como ya se mencionó, con permiso para permanecer legalmente en el país en su travesía hacia la unión americana. Una vez que lograron continuar con su camino, fueron escoltados por elementos de la guardia nacional para garantizar su seguridad y la sus familias.
Asimismo, ninguna autoridad se ha pronunciado al respecto, ni siquiera el ayuntamiento de Gómez Palacio, que fue donde sucedieron los hechos. El municipio gomezpalatino se limitó a enviar a personal del DIF para brindar alimentos, cobijas y agua, pero nunca se fijó una postura al respecto por parte de las autoridades gomezpalatinas.
Los cientos de migrantes siguieron su camino y llegaron hasta Bermejillo, Durango, donde los pobladores los recibieron con alimentos y bebidas. De acuerdo con los pobladores de esa comunidad, al enterarse que la caravana llegaría hasta su comunidad se organizaron para ofrecerles burritos y café, entre otras cosas.
De igual manera, los habitantes de esta comunidad les ofrecieron sus autos y camionetas para trasladarlos hasta Ceballos, Durango, y algunos se aventuraron a viajar hasta ciudad Jiménez, ya en el estado de Chihuahua, para que de ahí los migrantes pudieran continuar su viaje en busca de mejores condiciones de vida que las que les ofrecen en países de origen. Lamentablemente, y como si el viaje no fuera ya lo suficientemente difícil y traumático, se llevarán el recuerdo de esos cinco días en que estuvieron retenidos y pasaron hambre y frío mientras dormían entre sus propias heces, debido al abuso del que fueron víctimas por parte de “elementos policiacos”. En contraste, también tendrán en la memoria la calidez de la gente que les ofreció alimentos y transporte de forma desinteresada, y no de las corporaciones corruptas y abusivas que operan en la total impunidad.