En todas las épocas que la historia registra del desarrollo de la humanidad, es una constante que divulgar y trasmitir la verdad es sumamente peligroso ya que muchos de los que lo hicieron terminaron lesionados, en el paredón, en la cárcel o en la cruz, por esa razón a estas personas se les conoce como mártires de la verdad.
Un mártir es una persona que sufre persecución y muerte por decir, sostener y pregonar la verdad, por defender una causa, generalmente religiosa, aunque también creencias o convicciones, con lo que da testimonio de su adhesión a ella.
Conocer es la forma más elevada de la vida humana, pues una persona humana sin ningún tipo de conocimiento vive en la oscuridad, además el ser humano está inclinado naturalmente al conocimiento verdadero, cierto, auténtico, dado que ningún otro conocimiento perfecciona su naturaleza y actualiza sus facultades cognitivas.
Vivir en el error, en la mentira, en el engaño, en la sospecha, en la duda, en la simulación, en la opinionitis son los primeros pasos para forjarse una vida miserable y autodestructiva.
Aunque son muchos los beneficios que reciben las personas que habitualmente dicen la verdad son cada vez menos los que desean conservar esa actitud y ese compromiso porque se enfrentan en su vida cotidiana a innumerables agresiones.
En tiempos pasados se inculcaba, desde pequeños, a niños y jóvenes, con cuentos o fábulas, el sano hábito de no mentir. Y los mentirosos tenían el desdoro de no ser aceptados o bien recibido en los círculos de amigos.
Son tantas las personas inclinadas a la mentira que se gastan miles de millones de dólares en inventar aparatos y sistemas para detectarlos y tomar medidas punitivas contra de ellos. Recuerda el juramento que se hace ante las autoridades judiciales cuando vas a dar testimonio o comparecer en una audiencia, te pregunta el funcionario indicado: “Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”, y a los propios servidores públicos cuando toman protesta para asumir su cargo se le exige el juramento de decir la verdad y desempeñarse conforme a la verdad que luego es muy normal que lo incumplan.
Ya son varias décadas las que los ciudadanos de la mayor parte del mundo están viviendo una época de oscurantismo, ya que la verdad es luz y la mentira es oscuridad.
Este manto de oscuridad cubre gobiernos, empresas, universidades, medios de comunicación, redes sociales, empresas editoriales y de la radio y el cine, empresas de la salud, politólogos, científicos, investigadores, en fin, casi no se salva ninguna actividad que realiza el hombre.
Veamos las siguientes zonas de riesgo y amenaza para las personas que digan la verdad, la sostengan y la trasmitan: pensemos en un rector de cualquiera universidad que diga la siguiente verdad: Solo hay dos sexos, masculino y femenino, lo demás son inventos.
Ahora pensemos en un gobernante o legislador que diga la siguiente verdad: El matrimonio solo es entre un hombre y una mujer; y un colegio Médico que dijera esta verdad: el aborto innecesario es un asesinato; El Colegio de Psicólogos y Psiquiatras que manifestara la siguiente verdad: Dentro de las patologías sexuales está la homosexualidad, la pederastia, etc. Que la siguiente verdad: La ideología de género no se debe impartir en las escuelas, la sentenciara un juez.
Es poco probable que esto suceda debido a las amenazas y componendas de grandes cantidades de dinero que se invierten para bloquear la verdad y para llevarlos ante la ley a quienes no se sometan a las mentiras de los organismos internacionales. Aunque no hay nada oculto que no llegue a saberse, desafortunadamente en esta oscuridad que padecemos el tiempo corre en contra de la verdad. Usted lector, dice la última palabra.