En medio de las renuncias de la secretaria y la subsecretaria de Economía, Tatiana Clouthier y Luz María de la Mora, respectivamente, en el marco de las consultas del T-MEC sobre la política energética de México y de más revelaciones de información confidencial de la Sedena, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo lo que mejor le sale: fabricar otro distractor.
Ahora dio a conocer una lista de 43 aspirantes a la presidencia de la República, pero de la oposición que califica como conservadora e incluyó a personajes como Claudio X. González, José Ángel Gurría, Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Enrique de la Madrid, Xóchitl Gálvez, Miguel Riquelme y hasta el youtuber Chumel Torres, entre otros.
La sucesión presidencial es uno de los temas preferidos del presidente. Disfruta jugando con candidatos propios y extraños y es usual que le dé un ataque de risa. Cada que siente la necesidad de lanzar una bola de humo recurre al tema de las corcholatas y todos los asistentes se van con la finta porque es un tema irresistible para la prensa.
La confianza que tiene el presidente López Obrador en que su partido —Morena— mantendrá la presidencia en 2024, lo ha llevado a realizar actos de sarcasmo político que se le podrían revertir.
Ninguna necesidad había de que López Obrador enlistara a 43 de sus críticos para señalarlos como los posibles “candidatos presidenciales’’ de la oposición.
La ironía con la que el presidente López Obrador presentó esa lista fue interpretada como una orden de ataque de sus huestes a cada uno de los personajes enlistados. Para colmo, la lista fue presentada en papel membretado, es decir, el oficial del Gobierno federal.
Se puede criticar de todo a los gobiernos anteriores, de todo y con razón, pero ninguno había exhibido de tal forma a sus críticos, presentados como corderos en el matadero matutino.
Mientras el jefe del Ejecutivo destapó a las 43 corcholatas de la oposición, el PRI, esta semana, inicio la pasarela de sus presidenciales en un foro denominado “Diálogos por México”.
En el auditorio “Plutarco Elías Calles”, se reunieron los días 17 y 18 de octubre, para escuchar las propuestas de Beatriz Paredes, Ildefonso Guajardo, Alejandro Murat, José Ángel Gurria, Esteban Villegas, Enrique de la Madrid, Miguel Riquelme y Claudia Ruiz Massieu Salinas.
El gobernador del Estado de México, fue el gran ausente. Estaba en el programa, pero no llegó, en realidad, nunca confirmó su asistencia al encuentro del priismo nacional. Alfredo Del Mazo es otra de las corcholatas, aunque nunca apareció en la lista que dio a conocer el presidente López Obrador.
La idea del evento, convocado por “Alito” Moreno, fue escuchar las propuestas de estos personajes en materia de seguridad, salud y economía, entre otros temas.
Y quienes desairaron al dirigente nacional en su partido —prefirieron no acudir al evento—fueron los expresidentes Dulce María Sauri, Roberto Madrazo y César Camacho. Aunque en la inauguración, reaparecieron Manlio Fabio Beltrones, Pedro Joaquín Coldwell y José Antonio González Fernández. El auditorio no se llenó del todo, hubo butacas vacías.
Algunos de ellos —adelantaron— plantearán también empezar la pasarela de los candidatos a la dirigencia del PRI, a poco menos de un año de que concluya la gestión de “Alito” Moreno.
Días antes de que el jefe del Ejecutivo destapara a sus 43, las Organizaciones de la Sociedad Civil, como el Frente Cívico Nacional, Poder Ciudadano, Sí por México, Sociedad Civil MX, Une México y Unidos por México, conformaron Unid@s, un gran bloque que busca conciliar y aliar al PAN, PRI, PRD y MC para evitar, a toda costa, que Morena permanezca en el gobierno después de 2024.
Unid@s, cuyos líderes son Claudio X. González y Gustavo de Hoyos tiene grandes retos por delante, primero lograr que las principales fuerzas políticas del país sanen las heridas y puedan dejar de lado los intereses personales para anteponer un proyecto de nación.
Y en segundo lugar, tienen que enfrentar toda la maquinaria del Estado, porque a pesar de que las organizaciones puedan tener los recursos económicos, lo que no tienen para competir son los recursos del sistema como los programas sociales y las instituciones de procuración de justicia que en cada elección son utilizadas como arma para amedrentar a los adversarios, sí, de la misma manera en que los gobiernos de antes lo hacían.
Pero más allá de las argucias que pueda hacer Morena para mantenerse en el gobierno seis años más, habrá que ver si los partidos de oposición logran demostrar que su verdadero interés son los mexicanos y sus dirigentes superan los egos personales.
Uno de los propósitos de revelar los acercamientos de la dirigencia del PRI con la Cuarta Transformación puede tener el objetivo de complicar las posibilidades de que se pacte una alianza en el Estado de México.
Es una estrategia de minar la confianza entre quienes fueron aliados y así profundizar las diferencias. El secretario de Gobernación, Adán López Hernández, tiene en su escritorio las encuestas y las mediciones que señalan que un acuerdo entre el PRI, PAN y PRD los hace altamente competitivos. Es más, muchos análisis le advierten que en Morena pueden no ganar una contienda que es central, porque de obtener el triunfo debilitarían a la oposición de un modo casi definitivo.
Por ello, el principal apoyo que puede recibir Delfina Gómez, la ya designada candidata de Morena —del gobierno federal— es justamente el de lograr que los panistas y los priistas postulen candidato y candidata, cada uno por su lado.
Los priistas están en una suerte de negación. Esto es así porque el costo que están pagando en sectores que los respaldaron, es muy alto.
De ahí que el control de daños se vuelva tóxico. El dirigente nacional del tricolor señaló que no hay nada extraño en dialogar con el gobierno e inclusive deslizó una crítica al señalar que el presidente de la Mesa Directiva en San Lázaro, Santiago Creel Miranda, “ha pedido diálogo con el gobierno”.
El propio “Alito” Moreno sabe que hay una diferencia notoria, porque no es lo mismo solicitar un encuentro con el presidente López Obrador para manifestar que hay una ruta para la seguridad pública que no es militar y para recordarle que en el pasado sí se dieron resultados en esa materia, que ofrecerle a la Cuarta Transformación una cortada legal para continuar con la militarización del país.
Es más, con su salida a medios para justificarse, lo que mostró es que picó el anzuelo que le lanzó Adán Augusto López Hernández, y que, en lugar de buscar reparar la alianza en lo posible para el 2023, está complicándola aún más.
Por supuesto que las dirigencias locales tienen una importancia indudable en lo que puede ocurrir en el Estado de México, el propio gobernador Alfredo Del Mazo cuenta con un peso específico, pero el contexto se está complicando.
La circunstancia electoral indica que el diputado panista Enrique Vargas del Villar era un buen prospecto, pero la Secretaria de Desarrollo Social, Alejandra del Moral, les ganó el parpadeón y ya fue anunciada su postulación como candidata del PRI. Habría que ver, si el PAN y el PRD, cerrarán filas en torno a Del Moral, o se la juegan por su cuenta.
Aunado a ello, a estas alturas ya se dibuja un escenario en el que la coherencia y los propios proyectos pueden inclinar la balanza. La alianza “Va por México” funcionó porque el paraguas que lo cubría era de algún modo sencillo: defender la Constitución, era el compromiso. El PRI, al romperlo, aunque insistan en que no lo hicieron, dejó poco margen para amasar otra estructura que permita competir en unidad.
Veremos que ocurre en las próximas semanas, donde se tendrán que poner en la balanza muchas cosas, pero de modo fundamental, qué puede ofrecer la alianza opositora después de las últimas semanas. Si todo se quebró, o aún hay forma de repararlo, lo sabremos muy pronto.
El presidente de la República los echó a andar y más allá de la convocatoria interna del tricolor, parece ser una reacción ante la provocación presidencial. Hay personajes interesantes en el proceso y si no hay plan con maña podrían sacar conclusiones como el preguntarse qué hacer con el partido.
Lo que hace Andrés Manuel López Obrador es regodearse con su discurso contra el PRI. Igual lo ubica como la esencia del neoliberalismo que los felicita por haber votado en favor de su propuesta de militarización que los aleja de los conservadores, en suma los trae al trote.
El mayor problema en este momento para el PRI es qué hacer con su muy cuestionado dirigente, el cual se ve inamovible. Sin embargo, tarde que temprano la confrontación será inevitable porque ha estando de por medio la existencia misma del partido. Por más que se hagan cuentas alegres, los priistas saben bien que son una mala marca y que han ido perdiendo electores por más que presuman sus once millones del voto duro, que solo serán posibles si en lo general el PRI actúa unido, porque de lo contrario esta cantidad de votos podría partirse al menos a la mitad.
Es probable que si a alguien le conviene que las cosas sigan igual es al gobierno obradorista, porque de alguna manera la actual dirigencia le ha sido de gran utilidad legislativa, a la vez que estos lances le han servido al presidente López Obrador para atomizar la alianza.
No vemos cómo el PRI se pueda reinventar si no se hace cirugía mayor, pero, sobre todo, si no opta por un proceso de autocrítica que no tiene que ver con algunos golpes de pecho.
Con la Reforma Electoral se sabrá si “Alito” Moreno cumple o si no sucede que a la mitad del camino le ponen a todo volumen la audioteca de la estridente gobernadora Layda Sansores y cambia de opinión.
Nos hacen saber que las versiones sobre el acercamiento entre el PRI y Morena —PRIMor— va para largo, incluso alcanzará, dicen, para retomar la Reforma Eléctrica y entrarle a la Reforma Electoral, sin importar que las elecciones estén a tiro de piedra.
En la votación sobre la nueva estructura del Ejército, incluyendo a la Guardia Nacional, el denominado PRIMor mostró sus alcances, que son colosales, pues con los votos del PRI, que son más que los del Partido Verde y el PT, puede emprender cualquier aventura política.
De los 67 votos del PRI, 64 votaron en sintonía con Morena, dos en contra y una abstención. Con esos votos más los que caigan del PRD cualquier barbaridad se puede convertir en realidad. ¿Lo peor está por venir?
Y rumbo a la elección de 2023, en el Estado de México y Coahuila, existen acuerdos parciales entre PRI, PAN y PRD. “Alito” Moreno ha transmitido un mensaje: ustedes tráiganme los acuerdos y yo los firmo.
Tras la entrada viene la explicación. Alfredo del Mazo y Miguel Riquelme tienen plena autonomía para conducir las negociaciones de sus respectivas alianzas en el Estado de México y Coahuila.
Son los dos últimos gobernadores priistas en posición de jugar sus entidades durante el actual gobierno obradorista —los demás han caído uno a uno— y ambos deben plantearse dos alternativas inevitables.
La primera es si no han negociado la entrega en aras de cargos federales, impunidad y a la postre tranquilidad para no contar con investigaciones y persecuciones al estilo cuatrero.
Y la segunda, si optan por postular a candidatos del PRI con vocación triunfadora para —envueltos en la alianza “Va por México”— dar la pelea y enfrentar consecuencias de un gobierno vengativo.
Si es así, que Alfredo Del Mazo escogió a Alejandra del Moral, en acuerdo con el panista Enrique Vargas del Villar y los dirigentes Marko Cortés y Jesús Zambrano.
En Coahuila parece no haber contienda interna: Manolo Jiménez está en ruta de salida y por ello negocia con priistas, panistas, perredistas, emecistas y aun morenistas.
En cuanto a la candidatura de Morena para el gobierno de Coahuila, se sabe que será el próximo mes cuando haya humo blanco. La dirigencia nacional del partido quiere dejar cerrado el apartado del candidato y ya preparan todo para presentar como candidato al subsecretario de Seguridad Pública Federal, Don Ricardo Mejía Berdeja.
Pero no todos están de acuerdo. Uno de los inconformes es el senador Armando Guadiana —el viejo del sombreron— que es de los que quiere que Morena no se ahorre el dinero de las encuestas y haga el sondeo porque confía en ser mucho más popular.
Ante esto, la Cuarta Transformación comenzó a mandar los mensajes intimidantes que son la especialidad de la casa: expedientes de averiguaciones previas. La versión es que la Fiscalía General de la República ya tiene listo uno contra el senador Armando Guadiana por lavado de dinero y otros delitos.
En respuesta, el senador Armando Guadiana prendió fuego a una orillita del proceso interno de Morena, publicó desplegados en algunos medios en los que cuestiona al subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, quien ya respondió sin comprarle el pleito… “nosotros tenemos muy claro que el enemigo de la democracia coahuilense… quien está detrás de esta ofensiva de guerra social es Miguel Riquelme, es el gobernador, y su jefe político es Rubén Moreira… También dijo que “por más que traten de inventar personajes que surgen para golpear el proyecto del presidente López Obrador y de la Cuarta Transformación seguirá con sus señalamientos hacia aquellos”.
Pero lo no esperado era ver a morenistas contra morenistas, en una miserable guerra negra y pública en pos´ del poder. El escándalo mayor es del senador Armando Guadiana, quien involucró en carta pública al vocero presidencial Jesús Ramírez en la campaña en su contra.
Hasta la senadora y secretaria general de Morena, Citlali Hernández, le dio "jalón de orejas” a Guadiana, la lideresa morenista le pidió serenarse y lo llamo a plantear sus inquietudes dentro del partido: la ropa sucia se lava en casa.
El subsecretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, sin duda será el candidato de Morena a la gubernatura de Coahuila, simplemente, porque los cuadros locales guindas fueron, son o eran, socios de los Moreira.
Hace un año ni siquiera figuraba entre los precandidatos morenistas a la gubernatura, pero ha ido creciendo hasta encabezar las encuestas de su partido porque sus dos adversarios, el senador Armando Guadiana Tijerina y el expanista Luis Fernando Salazar se han visto tibios, por decir lo menos.
Armando Guadiana se quejó de “fuego amigo’’ para minar sus aspiraciones; claro que ha recibido y recibirá críticas pues los últimos 18 años ha mantenido relaciones con los Moreira y el actual gobernador, Miguel Riquelme, que a los morenistas locales les parecen, por lo menos, sospechosas.
A diferencia de los precandidatos morenistas de otros estados, Guadiana ha matizado la crítica hacia el actual gobernador de su estado, quien por cierto tiene una muy buena calificación entre la ciudadanía, lo que es visto como una debilidad de carácter pues de lo que se trata es de enfrentar al “moreirismo’’.
En cambio, Luis Fernando Salazar es visto como un advenedizo por las huestes locales guindas. Desde 2018 pasó a las filas de Morena luego de fracasar en su intento por ser presidente municipal de Torreón.
Y ninguna encuesta seria le concede posibilidades de ganar la candidatura, pero seguro aparecerá en la encuesta que nadie conoce y mediante la cual Morena elegirá a su abanderado.
Con este escenario, el crecimiento de Ricardo Mejía Berdeja ha sido casuístico. Le ayuda, sin duda, el cargo que tiene, la exposición mediática que representa estar cada semana en la conferencia presidencial y, desde luego, la simpatía del propio López Obrador.
Los resultados de su gestión al frente de la subsecretaría que encabeza han sido muy cuestionados y seguramente utilizados por sus rivales internos y externos, pero por lo que se ve, lo que reflejan las encuestas y la movilización que genera cada vez que se presenta en Coahuila, va en caballo de hacienda.
Las campañas por las gubernaturas de Coahuila y Estado de México estarán llenas de lodo, de infundios, de descalificaciones. Las cosas no pintan bien para Morena, si llega dividido a la elección, no podrá vencer a la maquinaria priista de Coahuila, que está aceitadita.
En conclusión, no se hagan bolas, la boleta electoral de 2023 está lista. Por el PRI, Manolo Jiménez, y por Morena, Ricardo Mejía. Ambos harán anuncios de adhesiones a sus filas de los de enfrente. PRI recibe morenistas y viceversa. Como en los palenques: ¡Hagan sus apuestas!
El próximo 24 de octubre, el diputado federal Jericó Abramo Masso, rendirá su 1er Informe de Actividades en la Velaría del Biblioparque Norte, en Saltillo. Jericó Abramo, es un reconocido político coahuilense, y muy querido —tanto— por la vieja guardia como en la nueva clase política priista en la entidad. Ha destacado en su labor legislativa como presidente de la Comisión de Turismo en San Lázaro, y ha defendido a Coahuila con orgullo y gran responsabilidad. ¡Enhorabuena!
En la “grilla top” de La Laguna, nos hacen saber que también existe una pasarela priista para las candidaturas de las diputaciones locales. Anote usted.
Por el 4° Distrito, están el diputado local Jorge Antonio Abdala Serna y José Natividad Navarro Morales, líder la CNC de Coahuila. Por el 7° Distrito,suenas varias mujeres, Bibi Delgado Lara —esposa de David Flores Lavenant—, Graciela Fernández de Onofre y Martha Claudia Hernández —esposa del alcalde Miguel Ángel Ramírez López mejor conocido como “El Charro”. Por el 8° Distrito, están el primer regidor Luis Jorge Cuerda, la cuarta regidora Ana Luisa Cepeda Álvarez y la actual diputada Olivia Martínez Leyva. En el 9° Distrito, se perfila Raúl Garza del Valle, actual director de Egresos. En el 10° Distrito, el tercer regidor —y secretario general del PRI— Felipe González Miranda y la sexta regidora Blanca Álvarez Garza. Y por el 11° Distrito, la décima regidora Elba Leticia de Alba Galarza y Héctor Estrada Vaca, actual director de Desarrollo Social.
En el caso de la segunda regidora Xóchitl Cepeda Rodríguez —hija del Profe Mario Cepeda—, quedó descartada por los hechos ocurridos —el pasado 29 de agosto— en Centro de Convenciones de Torreón donde agredió a golpes a Silvia Garza, quien, hasta donde se sabe, no otorgara el perdón y exigirá se aplique la justicia hasta sus últimas consecuencias. Asimismo, el diputado local —traga de oquis— Hugo Dávila, pasará a la fría banca.Nos leemos en la próxima… ¡no olvides compartirla!