De noche, sueño que camino libre de ataduras, y cada paso que doy, es tan firme sin necesitar de nadie, sin sombras ni nada que me perturbe.
Y al despertar, mi realidad suele ser como un hielo, tú me verás que aparento ser una persona normal, pero la verdad es que estoy atado más que a una silla de ruedas a la esclavitud de mis emociones.
Cuentan que soy culpable de lo que es mi vida, yo sé cómo soy: todo me irrita, pues así son mis impulsos.
Me verás que atravieso por un abismo y, aunque logro sostenerme, no es fácil. Lucharé hasta el final del último atardecer.
El verdugo no se esconde, espera el momento cuando yo caiga y buscará destruirme, verás que mi vida no es tan sencilla, que es de triunfos y fracasos, que nací con la tristeza como si fuera otra piel.