En un acto de absoluta falta de vergüenza, altos funcionarios interpusieron amparos para evitar ganar menos que el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, mismos que fueron exhibidos durante una de las conferencias mañaneras del presidente. Funcionarios del Banco de México, INE, COFECE, IFT, INAI e INEGI, tramitaron amparos para evitar cumplir con el artículo 6 de la Ley Federal de Remuneración de los Servidores Públicos, que señala que literalmente ningún funcionario público puede ganar más que el presidente de la república. Más allá de las insultantes cantidades de recursos que suponen los sueldos de los miembros de estos institutos que interpusieron los amparos, lo que indigna es la falta de empatía con un pueblo que además de la inflación mundial de la cual es víctima, 35.5% de sus habitantes viven en pobreza y 8.5% en pobreza extrema. Sueldos por arriba de los cien mil o 200 mil pesos mensuales dejan ver una sociedad tan disímbola que denota una inquietante distribución inequitativa de la riqueza, misma que requiere de acciones que vayan en la conciencia de servidores públicos que se solidaricen con quienes menos tienen no renunciando a sus sueldos, sino apegándose al Estado de Derecho para demostrar profesionalismo y respeto a la cultura de la legalidad. Sin embargo, en actos deleznables y soeces, estos funcionarios se niegan a rebajar algunos miles de pesos a los cientos de miles que ganan mensualmente en cargos que se supone son para beneficiar a los mexicanos en temas como la impartición de justicia, la transparencia, la democracia, la competencia económica, las comunicaciones y la estadística; parece que desconocen en su totalidad la filosofía platónica de que los cargos públicos son más una responsabilidad que un privilegio y solo piensan en el tamaño del estipendio en detrimento de las personas para quienes sirven. En México, los sueldos y salarios de funcionarios siempre han quedado a discreción de quien gobierna sin sustentar la justificación de los mismos y por ello es que existen funcionarios con sueldos no solo por encima del presidente, sino que no tienen justificación de su razón de ser; por ejemplo, en Allende, Coahuila, el municipio más pequeño del Estado, el alcalde gana más de 80 mil pesos mensuales sin justificación alguna, siendo que los alcaldes de municipios más grandes en vecindad reciben menos ingresos que el susodicho de Allende. No se trata de dejar sin sueldo a los altos funcionarios, sino de justificar sueldos y de respetar reglas como la encomienda constitucional de que nadie puede ganar más que el presidente, y más allá de la legalidad, se trata de la empatía por un pueblo que con sus impuestos paga los onerosos sueldos de algunos privilegiados que con actos ignominiosos como ampararse contra reducción de sueldos solo denotan su voracidad como funcionarios, su falta de solidaridad con el pueblo y su desdén por la legalidad que los obliga a ganar menos que el presidente de la república. Patéticos funcionarios.
La Comadre
