Torreon, Coah.
Edición:
18-Nov-2024
Año
21
Número:
927
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Persisten viejas prácticas en la Dirección de Tránsito municipal / 818


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Por:
Sin Censura
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26-03-2022
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Edición:

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POR: REDACCIÓN

Torreón, Coahuila.–

El jueves, 24 de marzo del 2022, cerca de las 10 de la mañana, un automóvil Nissan Sentra de color plateado con placas del estado de California circula a toda velocidad por la avenida Allende, y al pasar la Escuela Centenario, es detenido por una agente de la Dirección de Tránsito y Vialidad municipal. Como todo conductor sabe, la velocidad límite en zonas escolares es de 30 kilómetros por hora.

La agente, se acerca a la ventana del automóvil, pero, en ese momento, el conductor saca una placa que colgaba de su cuello, seguramente de alguna corporación de seguridad pública, por lo que de inmediato se le permite continuar su camino sin sufrir ninguna consecuencia por su falta de precaución y su prepotencia, pues una vez que pudo continuar su trayecto volvió a acelerar a toda velocidad sabiéndose intocable gracias a las viejas prácticas de corrupción que persisten dentro de la corporación encargada de la vialidad en el municipio.

Con la llegada de un nuevo gobierno municipal, que encabeza Román Alberto Cepeda, quien a su vez designó como titular de la corporación a Luis Morales Cortés, se estableció como prioridad mejorar la imagen de la corporación a la vez que se implementó una política de cero tolerancia en lo que se refiere a circular a exceso de velocidad en zonas escolares y de hospitales, utilizar el teléfono celular al conducir, y ponerse tras el volante bajo los influjos del alcohol. Evidentemente, dicha política no aplica para todos.

Ese mismo día, cerca de las 14:00 horas, un agente motorizado detiene a una camioneta con logos de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en pleno boulevard Independencia, casi esquina con Ramos Arizpe. El conductor toma su teléfono celular, marca un número y, posteriormente, se lo pasa al agente. Unos segundos después, le regresa el aparato a su propietario y se retira sin aplicar la infracción correspondiente. Benditas influencias.

Durante la pasada administración, que encabezó el panista Jorge Zermeño, la dirección de tránsito fue tristemente célebre por los escándalos que protagonizó su entonces director, Pedro Luis Bernal, que fue desde persecuciones a ciudadanos para infraccionarlos hasta efectivos liándose a golpes con ciudadanos en los operativos anti alcohol, situación que lo llevó a ser detenido por elementos Fiscalía del Estado por las agresiones sufridas por elementos a su mando. La polémica llegó a tanto, que Bernal Espinoza fue insostenible en su puesto y se fue por la puerta de atrás, dejando la imagen de una corporación que debe ser preventiva por los suelos.

Con el regreso del PRI al poder en Torreón, una de las prioridades fue levantar de alicaída imagen de la corporación, como reconoció en su toma de protesta el alcalde Román Alberto Cepeda. Para tal encomienda nombró a Luis Morales Cortés, quien regresó los operativos de alcoholemia suspendidos por su antecesor, y amplió el operativo desde los jueves.

Entre sus principales objetivos, como el mismo reconoció en las múltiples entrevistas que concedió a los medios, las épocas de pedir cuotas diarias a los agentes de tránsito y vialidad, así como de perseguir ciudadanos se habían terminado. Además del discurso del funcionario municipal, la estrategia incluyó el cambio de imagen en las unidades de la corporación, que ahora lucen de un llamativo color naranja.

El problema es que en esas unidades, ya sea automotrices o agentes en motocicleta, así como en los que son designados para cuidar la vialidad en las calles, las viejas prácticas siguen presentes, y será sumamente difícil que se anulen fenómenos como la corrupción y el influyentismo.

Y es que si los agentes de tránsito son capaces de “perdonar” infracciones a personajes prepotentes con charola en mano o con una simple llamada a un superior o alguien con influencias a plena luz del día y frente a decenas de ciudadanos “comunes”, que será lo que hay debajo de la punta de ese inmenso iceberg llamado corrupción.

Queda de manifiesto que no importa el color del partido que llegue al gobierno municipal, no importa el discurso oficial ni lo que se diga ante los medios de comunicación, en la realidad el reglamento se aplica de forma dispareja, y sigue habiendo personajes privilegiados que siguen utilizando la red de poder de que disponen para evadir ser infraccionados, en una mala praxis que, tal parece, sea quien sea, llegue quien llegue, parece imposible de erradicar.

Y para muestra un botón: viernes 25 de marzo; mediodía. Un agente motorizado circula por el boulevard Revolución, al llegar a la calle Leandro Valle da vuelta a la izquierda sin precaución, justo dónde hay un letrero que dice que está prohibido, justo cuando un día antes su jefe directo, Luis Morales Cortés, declaraba ante los medios que se empezaría a restringir dicha práctica, aunque ni sus propios agentes le hacen caso, y violan el reglamento que se supone deberían aplicar ante la vista de decenas de ciudadanos.

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