POR: PEDRO BELMARES O.
La verdad no entiendo por qué a los discapacitados nos quieren ver así, como necesitados, arrastrándonos a suplicarles a ustedes los “normales” que nos ayuden a dignificar nuestras vidas.
Y hay tantas asociaciones que ayudan a los discapacitados, harán lo correcto o no, pero mi manera de pensar es ¿Por qué? Si ya sufrimos o ya padecimos con nuestra discapacidad, no tenemos que mostrarnos así; suplicando ayuda.
La discriminación que hoy se habla también la hemos padecido nosotros. Tuve un amigo hace mucho con síndrome de Down, cuando iba a la escuela especial en Gómez Palacio. Me platicaba que su padre le pegaba porque él había nacido así, y mi amigo no entendía porque su padre no lo quería, y el siempre con una sonrisa en su rostro.
Ahí mismo, en la escuela, en el salón de carpintería donde estuve por cinco años en 1995, en esa escuela especial había dos clases de alumnos: los que tenían una discapacidad y los normales, pero con un lento aprendizaje, y yo veía que el maestro les ponía toda la atención a los normales, porque después de haber estado allí les buscaban un trabajo.
Los discapacitados seguíamos allí porque sabían que nosotros no podíamos trabajar, después que yo me salí y se quedaron varios amigos míos, y algunos murieron.
La discriminación también se ve en la calle, cuando te ven feo, pero con eso se vive y aprendes a aceptarla. Cuando empecé a escribir, me sirvió para mostrarles a ustedes una vida con limitantes y es por eso mi repudio a estas asociaciones que quieren mostrarnos así.
Y si hay alguien que me diga que estoy en lo incorrecto está bien, pero no cambiaré mi forma de pensar.