POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
Analista internacional
En Seguridad Pública,
Inteligencia y Defensa.
www.ciasid.org
Muchas películas de acción se han filmado sobre el combate de tropas norteamericanas contra grupos de combatientes talibanes. Hoy los villanos de esas películas han triunfado y retomado el poder absoluto de Afganistán. Quiero contarles un poco de lo que sucede en ese país hoy, pero para entenderlo bien, hay que retroceder bastante. En diciembre de 1979, los soviéticos invadieron Afganistán dando inicio a un conflicto largo por el control del país, sus instituciones y ciudadanos. La invasión también se convertiría en una de las guerras proxy entre la entonces Unión Soviética (URSS) y los Estados Unidos (EE.UU.) durante la Guerra Fría. Los soviéticos pensaron que la invasión sería una operación muy sencilla, después de todo, habían entrenado a muchos de los militares afganos y el país acababa de atravesar su propia suerte de revolución comunista, pero el complicadísimo escenario político local era mucho más difícil de sortear de lo que se imaginaron ya que nuestros vecinos del norte condenaron la invasión, así como varios otros países, incluso se llegó a llamar al boicot de las Olimpiadas de Moscú ‘80 y se decidió incrementar drásticamente su ayuda a los rebeldes afganos quienes terminarían siendo los Mujahedin (quienes luchan por la jihad) y recibieron enormes cantidades de parte del gobierno estadounidense para combatir y echar a los soviéticos de Afganistán. Y cuando digo “enormes” cantidades de ayuda no exagero: entre 1980 y 1985 recibieron cerca de 60 millones de dólares en financiamiento y armamento por año, en 1986 ese monto subió a 470 millones y entre 1987 y 1989 la cifra se incrementó una vez más a 630 millones de dólares al año. Afganistán es una puerta al Medio Oriente y al sur asiático y a los recursos que ahí se encuentran. Además a Estados Unidos le interesaba enfatizar las diferencias entre el comunismo y el Islam político y ayudaron a vender la idea de la invasión afgana como una guerra contra el Islam en el país. A la larga la ayuda a los Mujahedin funcionó y los soviéticos salieron del país derrotados en lo que irónicamente Z. Brzezinski denominó “el propio Vietnam de los soviéticos”. Les costó una terrible reputación internacional y cerca de 15 billones de dólares. La salida de los soviéticos dio inicio a un vacío de poder y un segundo conflicto entre grupos locales por quién terminaría controlando el país tomando el control finalmente los talibanes, un grupo radical combatiente originado en la frontera paquistaní donde Kandahar (del lado afgano) se convirtió en el bastión talibán. La agrupación es integrada por ex guerrilleros de distintas facciones de la jihad anti soviética. En ese esfuerzo por posicionar la invasión como “anti Islam”, se logró algo que tal vez no se vio venir en su momento: se promueve el concepto de una jihad global, una cruzada por el Islam que llama a miles a la lucha. Tanto así que entre esos miles se aparecen listos para luchar Abdullah Azzam (académico islámico) y Osama bin Laden quienes fundan una red de apoyo para los Mujahedin que luego se convertiría en lo que hoy conocemos como Al Qaeda. Entre Al Qaeda y los talibanes había buena relación. Cuando los talibanes tomaron el control de Afganistán, no solo ponen en evidencia su extremismo religioso sino que además, les dan refugio a los miembros de Al Qaeda que ya habían estado operando misiones terroristas a lo largo de los años 90. El gobierno talibán de Afganistán iniciaría una etapa de ley Sharia en el país como método para establecer la paz y la estabilidad. La interpretación de ley Sharia era tan extrema que las mujeres fueron básicamente excluidas de la vida pública. Se prohibió la televisión, la música, el cine. Se condicionó la educación a una estricta tutela religiosa exclusiva para los varones. No es una exageración el caso bien documentado de mujeres ejecutadas por descubrir su preparación académica. Ese era el escenario en Afganistán cuando el 11 de septiembre de 2001, Al Qaeda estrella los aviones contra las Torres Gemelas y el Pentágono y secuestra otro donde los pasajeros logran desviar el ataque terrorista de su objetivo. Inicia así la guerra contra el terrorismo, y debido a la estrecha relación entre los talibanes y Al Qaeda, Estados Unidos va a buscar a los terroristas responsables del peor y más grande ataque extranjero en territorio estadounidense. El entonces presidente George Bush da un ultimátum a los talibanes, debían entregar a Al Qaeda y cerrar sus centros de entrenamiento pero los talibanes se niegan a hacerlo por lo que se operan ataques específicos con la meta de acabar con la capacidad militar de Al Qaeda y de acabar con el uso de Afganistán como base de terrorismo y junto con tropas de la OTAN entraron a Afganistán y rápidamente vencen a los talibanes en cuestión de meses pero continuaron combatiendo como unidades guerrilleras y con el paso de los años el Gobierno Afgano apoyado por los Estados Unidos que terminó por ordenar un retiro lento y juicioso de sus tropas por lo que el Gobierno Afgano fue perdiendo su capacidad de gobernar y enfrentar a combatientes radicales talibanes completamente decididos a retomar el poder de la nación al grado que EE.UU. inicia sus propias negociaciones de paz con los talibanes durante el 2020 donde se comprometen a retirar todas sus tropas para agosto 2021 y los talibanes a prohibir el uso de territorio afgano para planificar o perpetrar ataques contra los norteamericanos. El ya muy debilitado gobierno afgano mantiene sus propias negociaciones de paz con los talibanes pero son largas, complicadas y no obtienen resultado alguno tanto así que cuando Biden anunció su intención de retirar las tropas para abril 2021 (fecha que luego cambiaría a agosto 2021) los talibanes deciden retomar su avance sobre Afganistán con violencia. Lo que vemos hoy en Afganistán con la caída final de Kabul es el resultado del fracaso de esas conversaciones, la retirada de las tropas y la inevitable reconquista talibán que nadie esperó se diera tan rápido en cuestión de semanas. En los 80 Afganistán era líder en cifras de refugiados y desplazados. Las desgarradoras imágenes que vemos hoy de afganos, en su profunda mayoría varones, intentando huir del país, hacen pensar que ese pronto será el caso en la actualidad.