POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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Lamentable imagen, pésimo ejemplo proyectado a las actuales generaciones, deshonestidad personal; un insulto a quienes sí se esfuerzan y se preparan para presentar exámenes. La Secretaría de Educación Pública ha decidido cancelar mediante la Unidad del sistema para la carrera de maestras y maestros (Usicamm) la evaluación en que se detectó que por lo menos 5 mil 787 maestros hicieron trampa en los exámenes de promoción al copiar las respuestas durante la aplicación de los instrumentos de valoración del sistema de apreciación de conocimientos y aptitudes, así como en el cuestionario de habilidades directivas. El modus operandi detectado por parte de estos copiones fueron redes sociales como el WhatsApp y Messenger para traficarse entre ellos las respuestas correctas; por ello, el algoritmo del sistema de evaluación detectó cadenas de respuestas idénticas tanto en aciertos como errores lo que no dejó lugar a dudas sobre la felonía cometida por los docentes quienes han demostrado que a como dé lugar y sin esfuerzo anhelan mejorar sus ingresos. Quizá la pregunta principal no es saber si hay un culpable o el por qué de esta actitud deleznable por parte de los maestros, sino más bien saber si alguien está realmente sorprendido por lo sucedido y me parece que la respuesta es NO, al menos en lo personal lo sucedido me parece el resultados de una larga línea de tiempo en el que el magisterio en México fue colonizado por los peores prácticas organizacionales: plazas heredadas, maestros trabajando sin vocación, politización de la actividad docente, etc. Nuestro sistema educativo siempre ha dado como resultado un país de reprobados en todas las evaluaciones tanto internas como externas que se han aplicado y en mucho tienen responsabilidad directa los maestros; por eso no sorprende que los alumnos sean “copiones” cuando los docentes hacen exactamente lo mismo. Desde luego que no podemos juzgar a todos los maestros con el mismo rasero, pues ciertamente hay algunos bastante ejemplares, pero lamentablemente algunos docentes herederos de las prácticas más ignominiosas terminan por manchar a un estrato profesional que siempre ha sido muy cuestionado en sus resultados y cuyos líderes sindicales se han encargado también de denostar la imagen del magisterio en nuestro país con felonías ligadas constantemente a la corrupción. La evaluación es un ámbito importante e insoslayable de la mejora continua, y todos los que nos dedicamos a la docencia debemos de enarbolar siempre la bandera de la actualización, de la creación, de la preparación constante haya o no procesos de certificación, haya o no procesos de promoción, pero si ambos escenarios se presentan, con más razón las virtudes de la mejora continua deben ser una hoja de ruta que guíen el camino de todos los docentes; pero más allá de cualquier estímulo, prebenda o canonjía personal o institucional que represente un proceso de evaluación, me parece que lo más importante es el ejemplo que como docentes debemos heredar a quienes formamos en las aulas, y es que un acto de deshonestidad como “copiar” en un examen atenta contra la congruencia de lo docentes que nos quejamos de que los alumnos siempre copian, pero también del ejemplo de CORRUPCIÓN que esto significa y que también forma tácita o directamente a los próximos corruptos de nuestro país.