Torreon, Coah.
Edición:
18-Nov-2024
Año
21
Número:
927
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El flagelo de la inseguridad enluta a más familias. Desean matamorenses vivir en plena paz y tranquilidad / 788


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Por:
Sin Censura
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20-06-2021
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Edición:

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Matamoros, Coahuila.-

En las última décadas, la Comarca Lagunera, pero en especial el municipio de Matamoros, no solamente ha enfrentado los embates de la delincuencia organizada: robos, asaltos, homicidios, producto de la inseguridad y la falta de acciones preventivas para contrarrestar este flagelo que, indudablemente, enlutó a muchas familias; a lo anterior, le agregamos la pandemia del covid-19, que afectó, en mayor o menor proporción, a todos.

A río revuelto, ganancia de pescadores, dice el viejo y conocido refrán, parecería que lo acontecido, no nos hace reflexionar para cambiar de actitud ante los embates de la desgracia cotidiana, es la vida que nos toca vivir, en la que es necesaria la participación de todos y cada uno de nosotros; todo aquel que siembra odio, cosecha tempestades, de todos es conocido.

Los reflectores están enfocados en un posible feminicidio reciente, familias están involucradas, unas como presuntos responsables, complicidad y otros como víctimas, pero a final de cuentas perjudicados por la violencia física, psicológica, mental, rebasada por criterios equivocados que se plasman a través de las redes sociales, principalmente influenciados por gente que no da la cara, mientras otros, generan más violencia aprovechando sus cinco minutos de fama.

A raíz del trágico acontecimiento donde una jovencita de 16 años perdió la vida, a manos aparentemente de un adolescente de escasos 13 años de edad, salió a flote el sentimiento más que de justicia, de venganza, ambos conceptos entrelazados, que no han sabido diferenciar en las marchas de protesta, aparentemente pacíficas pero envueltas en más violencia disfrazada de clamores de justicia.

Son tres o más las familias involucradas que están pasando momentos difíciles; por una parte, las de esa muchacha que, en plena flor de la vida, su cuerpo fue abandonado y localizado en el interior de una bolsa de plástico, sobre la banqueta de la escuela secundaria general 2.

La otra parte, la familia de un empleado que se involucró voluntaria o involuntariamente en el ocultamiento del cadáver, acción considerada por la justicia como delito y que tendrá su propia sanción a través del juez penal que tomó conocimiento una vez que la Fiscalía General del Estado, aportó elementos e indicios suficientes para acreditar su presunta participación.

Finalmente, un adolescente de 13 años cuya acción lo deja marcado de por vida, a su corta edad ya está frente a la justicia terrenal, la que aplicará el castigo enmarcado en la ley de la materia, según el grado de participación en modo, tiempo y lugar. Su familia, lamentando la fatal determinación de su hijo, si es que así fue; ellos, ahora son señalados con el dedo índice envuelto en la flama que quema sus corazones, el dedo puritano de una sociedad que se siente libre de todo pecado.

No todo lo que es publicado en redes sociales es verdad, comentarios enmarcados en el desconocimiento de los hechos lleva a formar criterios erróneos basados en especulaciones y en sed de venganza disfrazada de clamor de justicia; es cierto, la falta de información genera e incrementa el caos por la incertidumbre propiciada por gente interesada en desvirtuar los acontecimientos, aprovechando que los ánimos se caldearon al lograr el objetivo de buscar culpables, incluso hasta convertirlo en político.

Lo cierto, es que es el juez que tomó conocimiento, habría de determinar el pasado viernes, la situación jurídica de quien es señalado como presunto responsable (con arraigo domiciliario dada su edad) y el grado de participación de su presunto cómplice, internado en el Centro de Readaptación Social de Torreón.

Estoy de acuerdo en que las mujeres se manifiesten públicamente, que aquellas que encabezan las concentraciones, tengan sus cinco minutos de fama; sin embargo, recordemos que la ciudad de México no es Matamoros, allá se vive en forma acelerada, la violencia está más recrudecida y a la vuelta de la esquina; en Matamoros, la gente quiere vivir ya tranquila, sin actos vandálicos como la pinta de edificios, sin bloquear carreteras, sin quemar negocios producto del esfuerzo de muchos años, pero sobre todo, auspiciadas con evidencias claras de incitación a más violencia.

Sin darnos cuenta, a nuestros hijos los estamos involucrando en la violencia cibernética que luego es aplicada en la calle, les entregamos el celular, la tableta o computadora para que nos dejen tranquilos, que no lloren, que dejen de hacer berrinches y paren de gritar, mientras ellos están inmersos y capacitándose en videojuegos, esos de gente armada que, con pistola, rifles de alto poder, tanque de guerra, cañones, destrozan a los enemigos en el campo de batalla o mínimo con una bala hacen explotar la cabeza de los muertos vivientes. Eso, eso es educación mala.

En la medida en la que nos hagamos responsables de nuestros actos, que tengamos nuestro propio criterio, analicemos lo que es bueno o es malo, estar al pendiente de nuestros hijos, saber a dónde van y con quién se juntan, respeto a las reglas de casa, fomentar las buenas costumbres desde el seno del hogar, el respeto, la disciplina, comunicación, entendimiento, serán factores que determinen la tranquilidad y convivencia.

¡Quien se sienta libre de pecado, que tire la primera piedra!

 

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