Matamoros, Coahuila.-
Trascendió en pasillos de presidencia municipal de Matamoros, que a partir de esta quincena serían despedidos más de 50 empleados que no respondieron a favor del Partido del Trabajo; el recorte inició con José Sergio Silveti Ayup, por ser gente de Jesús Contreras, ex candidato del PRD.
Otro de los que están en “puerta”, es el secretario Salvador Vega de León, cuyo nombre se escucha desde hace aproximadamente un mes y pudieran justificar su salida por el actuar en la última sesión de cabildo, donde regidores priístas” se convencieron” con un cañonazo de 20 mil pesos mensuales a cada uno y ahora le autorizarán todo lo que pida.
Lo cierto es que el Ayuntamiento que preside Horacio (ra)Piña Ávila, desde su inicio no las ha tenido todas consigo, tomando en cuenta su inexperiencia, falta de tacto, criterio y carecer de asesores experimentados que le ayudaran a maniobrar políticamente el barco.
Recordemos que los problemas los empezó a enfrentar en los dos primeros meses del 2019, con la salida del entonces secretario José Alfredo Vázquez Rocha, cuando era la casi mano derecha de Conteras Pacheco.
Luego de su despido, las reacciones no se dejaron esperar, como el rompimiento político del cacique con Horacio, desprendiéndose que los regidores pepecistas se declararan independientes.
A mediados del 2019, Horacio Piña propone en cabildo que se autorizaran una quincena extra por el período vacacional, aunque poco les duró el gusto y, ante las presiones de la ciudadanía, vía redes sociales, tuvieron que reembolsar en abonos el dinero, aunque no hay evidencia de que lo hicieran.
Otro aspecto relevante que continuó afectando la imagen del presidente, fue las fallidas acciones de sanitización para enfrentar la pandemia de Covid-19; la pésima asesoría del director de salud, Leonel Castellanos, dejó al descubierto la mala inversión en la adquisición de cabinas sanitizantes cuyo precio fue inflado; Salvador Vega declaró que el costo unitario fue de 7 mil pesos cada una, mientras que el proveedor y ex presidente de la Canaco, dijo que las facturó en 12 mil por unidad.
Mientras promovían inútiles operativos preventivos en la ciudadanía, el flamante regidor José Luis Montes Jasso, echó la casa por la ventana al contraer matrimonio en plena pandemia, lo que propició fuertes críticas y clausura de la quinta en el ejido Santo Tomás.
Un día sí y otro también, a través de las redes sociales, quedaban al descubierto la corrupción imperante; Jesús Contreras Pacheco, sin recato alguno, despotrica al hacer público el desvío de más de 6 millones de pesos producto de impuestos generados en la temporada de melón y sandía. A la fecha se desconoce el paradero del billete.
Pero si a lo anterior se le agregan otros tantos millones de pesos por la expedición de permisos de alcohol y cuotas mensuales que no ingresaron a la tesorería, concluyó en la salida del tesorero Gerardo Marentes y el de ingresos Jaime Padilla, quienes, en apariencia, no se prestaron a ser incluidos en la responsabilidad del desvío de recursos.
La novela tiene continuación y al abrir un nuevo capítulo, Horacio (ra)Piña, regidores y su equipo cercano, al quedarse sin partido se afilian al PT y, a los empleados de presidencia, vía dirigente sindical Alfredo del Val, los “invitan” a sumarse al proyecto, so-pena de ser despedidos. En esa labor de convencimiento, Alfredo se hizo de su buen camionetón que, con su sueldo, no habría comprado.
Al definir lo que ya era a todas luces conocido, Horacio designa a su hermana Lili, candidata a diputada local por el PT; dentro de las labores de convencimiento, afilian a la familia del ex alcalde de Viesca, Óscar Jaramillo, quien inmediatamente es llamado a cuentas por el gobernador porque sus cuentas están sin autorizar y reculan al PRI, empezando a tomarse fotos y subirlas a sus redes diciendo que son cien por ciento priístas. El miedo no anda en burro, sólo en el ejido Emiliano Zapata.
Le sumamos una raya más al tigre, el regidor Gonzalo Barrios, quien no quitaba el dedo del renglón, insistía en sesiones de cabildo sobre el paradero de los millones de pesos recaudados por los permisos de cerveza, cuotas e impuestos por el melón y la sandía, lo que le dio como resultado su “levantón” y golpiza para que dejara de abrir la boca, pero como desde chiquillo le gustaban los pleitos y usaba tira-canelos, insiste en lo mismo.
Era lógico que, con todo el dinero reunido, Horacio hiciera ganar a su hermana Lili, pero ella se quedó chiflando en la loma de las serpentinas (no se repitió la historia de su papá) y perdió la elección de una manera vergonzosa, dándose Lacho cuenta de que, incluso, sus amigos de borrachera, ni siquiera votaron, como es el caso del regidor José Luis Montes Jasso.
Es así como los capítulos diarios de esta película, cambian todos los días y la venganza apache no se dejó esperar, inicia el operativo para despedir a los “traidores” que costaron mucho dinero al erario municipal, para que votaran por el Partido del Trabajo.
Mientras tanto, Matamoros continúa en el abandono, sin obras relevantes, servicios públicos descuidados, pésimo drenaje, calles sin pavimento tanto en la ciudad como en las rancherías, conflictos internos, funcionarios acosadores, tráfico de influencias, obritas de relumbrón.
Cuando esté usted leyendo estas líneas, ya habrá más nombres de desempleados.
¿Tendrá algo positivo la administración de Lacho (ra)Piña?
Seguramente: ¡Ya se va!