POR: ABEL ALCALÁ
Cada vez que hay elecciones para elegir a los candidatos a ocupar los cargos públicos los ciudadanos concientes se llenan de angustia, incertidumbre e incredulidad y otros individuos de expectativas egoístas o ilusiones de poder y dinero.
Los electores desea confiar al cien por ciento en las personas que integran los institutos responsables de organizar las elecciones y tener la seguridad que el Instituto Nacional Electoral (INE) vela por los intereses de los ciudadanos y del pueblo en general y no se someterá a las componendas de algún partido político o gobernante o grupos de presión. El INE ni cualquiera otro órgano electoral deben ser lavavotos.
Al pueblo se le debe demostrar que los partidos políticos no son antros de corrupción donde se adiestra y forma a la militancia en las artes de la compra y venta de votos, en el manipuleo de la gente, en la amenaza, presión psicológica y física sobre personas que por carecer de lo básico para el sostenimiento de su familia los fuerzan a vender el voto al mejor postor y volverlos carne de cañón.
Queremos los sufragantes ir a las urnas llenos de absoluta confianza a depositar el voto a favor del candidato que ha llevado una vida ejemplar, que con su aptitud y actitud muestra con hechos de su vida cotidiana su honradez y amor a México y a su ciudad.
En una democracia tan controvertida como la que se practica en México donde se comercializa con los votos, el desencanto en los ciudadanos decentes es mayúsculo ya que muchos individuos por mendicidad y otros por vicio practican acciones ilegales que falsean los resultados electorales creando un círculo perverso que daña a toda la comunidad.
Los ciudadanos saben que a pesar de los perfiles tan deslucidos y cuestionados de algunos de los candidatos es preferible asistir a votar, porque abstenerse es más dañino para el orden social.
El pueblo tiene la esperanza de que nuevas generaciones de ciudadanos universitarios y profesionistas competentes se integren a la vida política para que en un plazo corto se pueda tener y vivir una democracia más real y entonces haya más candidatos honestos y capaces para hacer realidad la Justicia Social y el Bien Común.
Hay que luchar y trabajar para que muy pronto haya candidatos ideales como el que se propone y que hablando claro y contundente a los electores les solicite lo siguiente:
“En mi calidad de candidato al puesto de elección les pido lo siguiente a los electores que asistirán a las urnas el próximo mes de junio”:
“En caso que entre los electores haya quien tenga cualquiera de los vicios morales que menciono, favor de no votar por mí, no necesito ni quiero su voto”
“1.- Deshonesto.
2.- Defraudador.
3.- Evasor de impuestos.
4.- Mediocre (mal hecho en tus actividades).
5.- Aviador (cobrar sin trabajar).
6.- Explotador de personas.
7.- Vendedor de pornografía por cualquiera medio.
8.- Corruptor de menores.
9.- Mal patrón. Mal empleado.
10.-Comprador de mercancía robada.
11.-Mapache electoral y esclavizador de los votantes.
12.-Funcionario público corrupto.
13.-Líder corrupto y demagogo
14.-Encubridor de delincuentes.
15.-Comprador y/o vendedor de votos.
16.-Mal profesionista, mediocre en sus servicios.
17.-Degenerado, pervertido, adicto.
18.-NINI, vividor de los programas sociales.
19.-Saqueador de los bienes nacionales.
20.-Incumplidor consuetudinario de los reglamentos, normas y leyes”.
“Ya que estoy convencido que el candidato que gane la elección sin compromisos y sin componendas con individuos perniciosos para México y nuestro municipio, podrá servir mejor a su pueblo y cuidar eficazmente los dineros públicos para aplicarlos en favor del Bien Común”. Ya lo dice el refrán: ¡Puerco debo de andar, cuando los cerdos me alaban!, ni México ni la ciudad se merece que lo gobierne la escoria. Usted lector dice la última palabra con su voto.