POR: EL PROFE
Pero, antes que nada, empezaremos esta columna con nuestra típica y tradicional adivinanza que, en esta ocasión, nos fue enviada por el grupo “Marrano”. ¿Quién es el miembro del comité ejecutivo de la sección 35, al cual se le conoce como el Félix Salgado Macedonio de la estructura magisterial priista? Como siempre, les daremos algunas pistas: Este titular de la 35 tiene un historial peligroso y cuestionable, al igual que el famoso macedonio, pues pide a base de berrinches, mentiras y publicidad apócrifa, que se le reconozca su candidatura para la próxima gestión sindical, solicitando a los que dice que lo apadrinan que intercedan por él y le den su patadita de la buena suerte, que al parecer va ser lo único con lo que podrán apoyarle en el proceso de sucesión, para lo cual su compadre y cómplice Omar, se encuentra trabajando arduamente en obtener recursos para la campaña de 14 años de tranzas y demás chingaderas que no les alcanzarían para pagar y cumplir. Si con todas estas pistas no identifica de quien estamos hablando, pregunte por el candidato “Gusanito” de la sección 35.
Entrando en temas políticos sindicales, y en tiempos de procesos políticos electorales, donde la sección 35 participa intensamente con dos estructuras magisteriales, un “aspirino” sigue dando de qué hablar, ya que piensa que, porque por el momento participa en la estructura magisterial priista, esta le alcanzará para encabezar la planilla ganadora, sin embargo, se le olvida que ya desde hace mucho tiempo su historia está marcada, ya que se ha convertido en el nuevo “Gusanito”.
En los tiempos de Blas Maldonado como secretario seccional, que pasó sin pena ni gloria por la sección, el comité desde sus inicios se encontraba totalmente dividido y, por si fuera poco, Blas decidió apoyar para su sucesión a un personaje que, en aquel momento, nadie lo quería en la sección y mucho menos si era la propuesta de Maldonado. A este personaje, luego luego, los integrantes del comité optaron por apodarlo el “Gusanito”, porqué en aquel entonces estaba de moda la canción del mismo nombre que, entre otras cosas, en su letra decía: “nadie me quiere, todos me odian, mejor me como un gusanito”. Se entendía en pocas palabras, que la persona estaba bien consiente que nadie lo quería y que todos lo odiaban, pero que le valía madre, que por sus wewos llegaría, ya que contaba con el apoyo de su jefe y eso era más que suficiente.
Llegado el momento, las fuerzas contrarias al “Gusanito”, que, por no decir todo mundo, optaron por formar grupos para darle en toda su mandarina. El más fuerte fue el encabezado por Dagoberto Limones, el Aguacate, exsecretario de la sección, quien trató de posicionar a su gallo, apodado el Cachis, que la verdad tampoco era muy bien visto por la mayoría, pero que ante el Gusanito y el repudio hacia su padrino Blas, fue ganando adeptos.
En aquellos tiempos la política sindical, estaba inmersa en muchos mitos y leyendas, se manejan tanta falsa información y simulación, que servía en todo momento para distraer a la borregada y tener el control del comité y de las delegaciones. El Gusanito trataba de manejar todas esas cuestiones a su favor, y mencionaba que tenía el apoyo hasta del mismo Papa en el Vaticano, si era necesario.
Conforme se fueron acercando los tiempos del congreso seccional, más fue creciendo el descontento entre los miembros del comité hacia el Gusanito. Los demás grupos, aunque separados, coincidían y lo único que peleaban es que no quedara la propuesta de Blas, aunque con ello quedarán vetados de proponer a su gallo, ya que en el fondo los grupos se habían creado para seguir teniendo posiciones en el comité, pero con la bandera de no dejar llegar al “Gusanito” a la secretaría general. Esta historia continuará.
Hasta la próxima…