POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
Analista internacional
en Seguridad Pública,
Inteligencia y Defensa.
www.ciasid.org
El Gobierno de México utilizó un inhibidor de drones durante la protesta feminista realizada este lunes 8 de marzo en Ciudad de México con motivo del Día Internacional de la Mujer. Usuarios de redes sociales exhibieron que había personas en la azotea de Palacio Nacional utilizando este objeto y los compararon con francotiradores. El vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, tuvo que salir a aclarar que nunca hubo personal armado, sino personal de resguardo que usó un “inhibidor de drones tipo Hikvision para evitar vuelos sobre Palacio por ser un área reservada de seguridad. En su conferencia de prensa en Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador explicó que la razón por la que un se colocó a un militar en la azotea de Palacio Nacional con un aparato para tirar drones fue porque desde un dron podría lanzarse una bomba y reiteró su defensa al operativo de seguridad desplegado durante las protestas y refirió que tenía información de inteligencia de que había intenciones de incendiar la puerta de Palacio Nacional. Y es que existe un antecedente reciente sobre un atentado con dos drones que en agosto del 2018 intentaron atacar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro mientras daba un discurso. Ambos portaban, probablemente, algún artefacto explosivo. Uno estalló cerca del desfile, el otro se estrelló y después explotó causando un incendio. Su equipo de seguridad lo desalojó rápidamente de la tribuna presidencial. Los drones vistos en esa ocasión tienen seis rotores y aunque no fue posible observar muchos detalles en el dron que explotó en el aire, hay importantes características visibles en el que se estrelló. Estas apoyan declaraciones del gobierno venezolano que afirma que los drones eran unos Matrice 600 de DJI. En una rueda de prensa posterior a los ataques, el Ministro del interior, Néstor Reverol declaró que los drones estaban controlados por los atacantes situados en las calles adyacentes al estrado presidencial y que cada uno llevaba aproximadamente un kilo de explosivo plástico C4. Y es que el uso de drones en operaciones militares ya es una realidad. Por ejemplo, el MQ-9 Reaper, uno de los drones más letales y eficaces de cuantos existen, fue el arma que el pasado mes de enero permitió a los Estados Unidos acabar a distancia con el general iraní más poderoso: el guardián de la revolución Qasem Soleimani. La operación evidenció que estos aparatos letales tripulados de forma remota son una opción preferente entre los países con ejércitos más modernos y fondos disponibles. A pesar del interés que estos ataques despiertan entre la opinión pública mundial, los drones con armamento son los menos numerosos y están reservados a muy pocas fuerzas aéreas. Su uso para labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento es, en cambio, cada vez mayor en todo el mundo, tanto como menor es el tamaño de estos aparatos cada día que pasa. La industria aeronáutica está en plena ebullición en este sector. Y es cuestión de tiempo para que el mundo vea el primer magnicidio perpetrado por la operación de drones a distancia... al tiempo.
