POR: ABEL ALCALÁ H.
Los mexicanos tenemos sabido y entendido que vivimos en un Estado de Derecho el cual se refiere al principio de gobernanza por el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente y se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos. Las instituciones políticas regidas por dicho principio garantizan en su ejercicio la primacía e igualdad ante la ley, así como la separación de poderes, la participación social en la adopción de decisiones, la legalidad, no arbitrariedad y la transparencia procesal y legal.
Del concepto de derecho que se tenga como dominante en la sociedad, aunque pueda ser contrario a la verdad, así serán los derechos que se le “otorguen o reconozcan” a las personas.
Históricamente se habla de cuatro posturas ante el derecho de la persona humana estas son; Derecho Natural, Positivo; Moral y de la fuerza.
Los derechos positivos y de la fuerza son los más perniciosos para los pueblos pues estando al servicio de gobernantes sin escrúpulos y viciosos han servido para generar la injusticia y miseria.
Por permiso sabemos que es la licencia para hacer algo, se trata de una autorización por quien tiene autoridad la concede para realizar una determinada cosa, actividad, profesión u oficio.
Confrontando derecho y permiso nos percatamos la gran diferencia que hay entre ambos términos y gracias a ello podemos saber dilucidar sí en México hay un Estado de Derecho o un Estado de permisos.
Resolver la dilemas es muy fácil siempre en una república democrática se reconocen y protegen los derechos de la persona y sólo en las tiranías y gobiernos despóticos la Constitución se vuelca es un Estado de Permisos.
Actualmente vivimos en México en un Estado de Permisos pues estamos gobernados por individuos autoritarios que tienen un sentido patrimonialista de su cargo y sus funciones.
Ahora citamos a Simón Rodríguez quien fuera Director General de Educación en tiempos de Simón Bolívar en el año de 1825, quien nos platica de las relaciones entre pueblo y gobierno y las consecuencias del obrar de cada uno de ellos cuando lo gobernantes pierden el sentido de servicio del cargo para el que fueron electos, apreciemos lo que dice:.
“La violencia del gobierno hace a un pueblo un pueblo astuto; Primer grado de política popular”.
“La astucia del pueblo hace un gobierno suspicaz; Primer grado de política gubernativa”.
La suspicacia del gobierno hace un pueblo desconfiado; segundo grado de política popular”
“La desconfianza del pueblo hace un gobierno hipócrita; Segundo grado de política gubernamental”.
“La hipocresía del gobierno hace a un pueblo falso; tercer grado de política popular”.
“La falsedad del pueblo hace a un gobierno arbitrario; tercer grado de política gubernativa”.
“La arbitrariedad del gobierno hace un pueblo atrevido; y se acaba la política porque se pierde el respeto: El miedo hace al gobierno tiránico y el odio hace al pueblo cruel”.
Si sigue creciendo la distancia entre gobierno y pueblo mexicano vamos camino a la autodestrucción de la república mexicana, pues una federación sin estados soberanos se convierte en un gobierno centralista y autoritario semejante a la monarquía. Usted lector dice la última palabra.