NO HUBO SORPRESA ALGUNA EN LOS RESULTADOS ELECTORALES
Cundo escribía esta columna, los resultados de las encuestas de salida, arrojaban un triunfo contundente a favor del Partido Revolucionario Institucional. Ya había anticipado que ganaría el PRI la mayoría de los distritos (ahí están mis comentarios en el chat de San Pedro y de algunos amigos), cuando aparecieron las primeras encuestas, donde, a pesar de que daban en triunfo a otros partidos en diferentes distritos, la columna de indecisos, en muchos distritos, sobrepasaba a los porcentajes del partido con más preferencias. Y aquí, como solía suceder cuando el PRI era el partido hegemónico, muchos ciudadanos que pensaban votar por él, se guardaban su preferencia, porque el desprestigio del Partido, era tal, que preferían no decir que iban a votar por él, pero finalmente lo hacían en la soledad de la casilla. Pero como ahora, es Morena quien carga ese desprestigio, los electores prefirieron guardar su preferencia y canalizarla al malo por conocido, por el bueno por conocer.
Total, que a esta hora, aparte de que el PRI ganaba todos los distritos, en 8 de ellos, el PRI doblaba los votos de su más cercano competidor, Morena, y quintuplicaba los del PAN, que se fue al tercer lugar. ¡Un triunfo contundente!
Por eso, al menos para mí, no hubo sorpresa alguna.
Con los principales partidos opositores al PRI, con conflictos irreconciliables en su seno, las cosas salieron como era de esperarse.
En Morena, en pleno proceso electoral, en el plano nacional y local, las tribus se estaban dando con todo (en lo nacional, no han podido elegir al Presidente del Partido), y en lo local, las pugnas entre las tribus que eran del PRD y se pasaron a Morena, siguieron con su dinámica de enfrentamiento, por la lucha de poder para imponer a sus incondicionales en las candidaturas, provocando ruptura y posiciones irreconciliables.
Era obvio que los perdedores iban a canalizar su voto a otros partidos, en este caso, mayoritariamente al PRI, lo que dejó al partido de AMLO en una situación compleja, que dibuja el resultado de lo que serán las designaciones de los candidatos de la gran elección de 2021, o sea, un caos.
Pero lo que más asombra, es que el Partido de Acción Nacional, resultó el gran perdedor de la elección de marras.
De los 16 distritos en juego, el PAN, solo pudo empatar con Morena en tres; en el resto fue una debacle, cayendo en el tercer lugar en la elección.
Lo más lamentable, es que en Torreón, donde históricamente, por lo menos había ganado una o dos diputaciones, esta vez, Acción Nacional se fue en blanco.
Y es que no se podía esperar otra cosa. Con un gobierno municipal panista, con un viejo pendenciero y amargado como Jorge (Peje)Zermeño; un tipo de mecha corta, atrapado en sus tiempos de gloria, desde su primera incursión como alcalde, hasta escalar otros cargos y llegar a ser el representante de México en España como Embajador, su regreso al presidir el Municipio, fue para él, como una degradación, de ahí su frustración y su actitud de perdonavidas y, además, su sed de dinero, sabedor que con el fin de su gobierno en Torreón, será también su fin en la política, por eso quiere asegurar su futuro y el de su nueva familia; por eso, él y los suyos, están saqueando las arcas del municipio de lo lindo.
Si a esto le agregamos que en Coahuila, el PAN es una entelequia, que no tiene líder ni proyecto, es claro que a sus candidatos los lanzaron al vacío, sin apoyos de ningún tipo y con resistencias internas que, en vez de apoyarlos, los hundieron.
El Gobernador Miguel Riquelme se anotó un 10 y llevará a Lalo Olmos a dirigir al Congreso sin ningún problema; con fuerza y con una estructura bien aceitada para enfrentar a la madre de todas las elecciones el próximo año, en el que se renovarán, en la mitad del país, gubernaturas, diputaciones federales y locales, presidencias municipales y cabildos.
Un verdadero reto, considerando los problemas financieros que generarán las políticas de AMLO y los estragos de la pandemia. Por lo pronto, la primera prueba, ya fue superada.
