POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
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No es un artículo para lisonjear, tampoco para destacar virtudes personales del líder; es un artículo para señalar el antes y el después en la Universidad Autónoma de Coahuila; el ostensible parteaguas que algunos no quieren ver. No pudo hablar por otros, pero la realidad en insoslayable; y en lo que a mi respecta, el escenario es totalmente asimétrico en cuanto a las libertades de los universitarios y el respeto a las decisiones de cada miembro de la UAdeC. Antes de Salvador Hernández Vélez, tenía uno que tener cuidado con lo que escribía, porque el anterior Rector no permitía la libertad absoluta de expresión; había que encajonarse en cuanto a lo que dictaba una línea tácita, pero conocida por todos y en caso de conculcarla había consecuencias. Hoy no, hoy tenemos la libertad de disentir, de señalar, de manifestar desacuerdo y de trasladar a la virtualidad de las redes lo que antes no se podía. Antes, solo podía registrarse un candidato a las direcciones de las escuelas o las diversas coordinaciones; ahora no, y la mejor prueba, es que la democracia se abre camino en estos precisos momentos en la vida universitaria de la unidad norte porque en el marco de la sucesión por la coordinación actual, existen dos candidatos en libre competencia; el director con licencia de FIME, el Ing. Luis Talamantes, y el docente Raúl Torres; y como director de una escuela universitaria, no he recibido línea alguna y he tomado mi decisión sobre a quien apoyar. Es cierto, ninguna institución cambia de manera súbita por la gracia de un individuo, se trata de un proceso largo de transformación; pero alguien tiene que tirar la primera piedra; me vería iluso y deshonesto al asegurar que la UAdeC ya no tiene vicios ancestrales que se siguen replicando en muchas escuelas, que la UAdeC es impoluta y ejemplo de sana vida institucional nacional, pero definitivamente la pluralidad interna de la universidad encuentra hoy acicates para desplegarse que antes no se conocían; si bien el Rector ha puesto el ejemplo, falta camino para que muchos universitarios que ejercen cargos de autoridad emulen en su totalidad el ejemplo dado. Siguen los cabildeos, siguen los dimes y diretes, siguen las acusaciones, siguen las difamaciones, las diatribas y señalamientos, pero se trata de un sistema político a escala y como tal posee aspectos tan comunes en todo sistema político sin importar su dimensión y ello no significa que por eso la UAdeC siga siendo la misma de siempre. Una universidad que por fin a comenzado a desarrollar centros de investigación que antes ni siquiera se pensaban, que lucha por salvar especies en peligro de extinción, que realiza esfuerzos en materia de certificación de escuelas, que ha reformado sus estatutos para permitir a sus miembros más y mejores formas de participación como las sociedades de alumnos, que ha construido andamiajes legales para atender aspectos como la conducta de sus miembros, de los Derechos Humanos universitarios, de los Derechos de las mujeres y la atención a la violencia de género; definitivamente se trata de una institución completamente diferente que por fin encauza su rumbo hacia lo que debe ser una universidad; y como su nombre mismo lo señala; universidad se entiende como el universo conformado por una comunidad políticamente plural y socialmente heterogénea, y que progresivamente consolida estos últimos dos conceptos como hoja de ruta impuesta por su líder. Sí, falta un largo trecho, pero definitivamente vamos por el camino correcto.