POR: AGENTE 57
ARRANCAMOS… En junio de 1995, el diario estadounidense the chicago tribune informó que el Papa Juan Pablo II había exhortado a la iglesia Católica Romana a aprovechar la ocasión “particularmente propicia” del nuevo milenio para reconocer “el lado oscuro de su historia”. En una carta confidencial dirigida a los cardenales y flechada en 1994, la cual más tarde fue divulgada sin autorización a la prensa italiana el papa preguntaba: “¿Cómo puede uno permanecer callado acerca de las muchas formas de violencia perpetradas en nombre de la fe-guerras de religión, tribunales de la inquisición y otras formas de violaciones de los derechos de las personas?” Entender el lado oscuro de la historia cristiana puede no sólo evitar que dicha historia se repita, sino que también puede ilustrar por qué tantas personas en el mundo se sienten enajenadas de lo sagrado. A lo largo de la historia cristiana, han existido quienes han usado el cristianismo como un medio para controlar a otros. Su cristianismo-denominado “cristianismo ortodoxo” aquí-está incrustado en la creencia en un Dios singular, exclusivamente masculino y autoritario, que exige obediencia incondicional y que castiga sin piedad la disidencia. Los cristianos ortodoxos creen que el miedo es esencial para mantener lo que ellos perciben como un orden jerárquico por decreto divino en el que un Dios celestial reina de manera singular desde una cúspide, muy apartado de la tierra y de toda humanidad. El cristianismo ortodoxo originalmente representaba tan sólo uno de muchos conjuntos de creencias cristianas tempranas, no obstante fueron estos cristianos los que llegaron a ejercer poder político. Adaptando su cristianismo al gusto del gobierno romano, obtuvieron autoridad y privilegios sin precedentes. Su iglesia llegó a ser conocida como La Iglesia. Este poder recién adquirido les permitió imponer avenencia a sus prácticas. El perseguir a aquellos que no se sometían, sin embargo, le requirió a la Iglesia aclarar su propia doctrina e ideología, para definir exactamente lo que era y lo que no era herejía. Al hacer esto, la Iglesia consistentemente eligió las dogmas e ideologías que mejor apoyaban su control sobre el individuo y la sociedad. A medida que la Iglesia tomó el mando en Europa y que el Imperio Romano se derrumbó, aquélla prácticamente aniquiló la educación, la tecnología, la ciencia, la medicina, la historia, el arte y el comercio. La Iglesia amasó una enorme fortuna mientras que el resto de la sociedad Languidecía en la Edad del Oscurantismo. Cuando los dramáticos cambios sociales después del fin del milenio dieron fin al aislamiento de la era, La Iglesia luchó por mantener su supremacía y control. Convocaba a una sociedad cada vez más disidente en contra de enemigos percibidos, instigando ataques contra musulmanes, cristianos ortodoxos orientales y judíos. Cuando estas cruzadas no lograron mitigar la disidencia, La Iglesia volvió su fuerza en contra de la misma sociedad Europea, lanzando un ataque brutal sobre el sur de Francia e instituyendo la Inquisición. Las cruzadas e incluso los primeros siglos de la Inquisición poco hicieron por enseñarles a las personas una verdadera comprensión del cristianismo ortodoxo. Fueron la Reforma Protestante y la Contrarreforma Católica las que lograron esto. No fue sino durante la Reforma que la población de Europa adoptó más que una apariencia superficial del cristianismo. La Reforma aterrorizaba a la gente con amenazas del diablo y de brujería. La percepción común de que el mundo físico estaba impregnado de la presencia de Dios y de magia fue reemplazada durante la Reforma con una nueva creencia en que la ayuda divina ya no era posible y que el mundo físico le pertenecía sólo al diablo. Fue un holocausto de trescientos años contra todos los que osaban creer en la ayuda divina y la magia lo que finalmente aseguró la conversión de Europa al cristianismo ortodoxo.
MI VERDAD.- El cristianismo ortodoxo estableció los címientos para el mundo moderno.NLDM