POR: GUILLERMO OROZCO R.
Los partidos políticos son entidades de interés público con personalidad jurídica y patrimonio propios, con registro legal ante el Instituto Nacional Electoral o ante los Organismos Públicos Locales, y que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organización de ciudadanos que hagan posible el acceso de estos al ejercicio del poder público.
En la actualidad los conceptos clásicos de lo que debe ser un partido político han quedado en el olvido: “El partido es un organismo superior de lucha que aglutina a ciudadanos que luchan por intereses propios”.
Morena es el partido que tuvo más votantes en el proceso electoral federal de julio de 2018, pero no es el partido mejor estructurado, es un movimiento que debe tener orden disciplina y militancia ejemplar. En su papel de partido triunfador debe tener una estructura firme para apoyar al nuevo régimen, entender que la nueva República o Cuarta transformación no es un simple relevo sexenal, sino un cambio de estructuras, un cambio de modelo que pretende acabar con el llamado neoliberalismo que saqueó al país y empobreció al pueblo. Un nuevo régimen que logre profundas transformaciones y reivindicaciones sociales y políticas.
La militancia ejemplar debe estar libre de ambiciones personales, las cuales son legítimas, pero no debe ser el objetivo primordial. Debe demostrarse la militancia ejemplar con una conducta de real conciencia revolucionaria y lograr que cada militante se convierta en un propagandista, agitador y organizador, además dejar de usar al partido como trampolín para un cargo de elección popular. En pocas palabras erradicar el oportunismo político.
En estos momentos morena no ha demostrado ser el partido de la 4T y eso es peligroso, morena no está ayudando al nuevo régimen con su tarea de organizar a la sociedad y a sus militantes a afrontar los retos del futuro, un ejemplo de ello es la propia elección a la dirigencia nacional, que si el partido funcionara ejemplarmente y sin ambiciones personales el proceso de elección interna se hubiera dado de manera ejemplar y democrática, con reglas pactadas de antemano de forma abierta y transparente, con el fin de mostrar a la ciudadanía de que realmente es un partido diferente, pero ya el proceso de renovación de la dirigencia ha evidenciado lo contrario. Morena está repitiendo los vicios y errores que destruyeron al PRD, este proceso de elección de la dirigencia, para vergüenza de sus militantes se salió de control, tan es así que se tuvo que llegar al grado de que el proceso quede en manos del propio Instituto Nacional Electoral, que tiene una imagen poco confiable y de poca credibilidad.
Sería importante rescatar la mística de cómo funcionaban los partidos políticos en México antes de la tramposa Reforma Política de 1977, diseñada por el ideólogo de la burguesía nacionalista Jesús Reyes Heroles. Ahí sí que se practicaba la militancia ejemplar, no eran partidos de masas eran partidos que aglutinaban a los mejores hombres y mujeres de cada barrio, ejido, fábrica, escuela o colonia y se organizaban en un organismo de base, donde la prioridad era el círculo de estudio y capacitación política.
La militancia ejemplar consistía en estudiar, se cotizaba, se propagandizaba y había consigna de agitar políticamente al núcleo poblacional donde funcionaba el comité de base.
Eso está pasando a segundo término en morena, es peligroso y puede significar su resquebrajamiento interno y su derrumbe, nació bien, jugó un excelente papel electoralmente hablando, pero se contaminó y ahora hay que hacer todos los intentos necesarios por sanarlo y darle rumbo y ritmo simultáneamente en todas las regiones del país.
La única alternativa es volver a los orígenes de los partidos políticos, cuyos militantes hicieron todo su esfuerzo por construir este escenario en el que por fin se logró la derrota del neoliberalismo, más no la derrota de la burguesía ni de la derecha perversa.
Debe funcionar la orientación política dirigida por el Instituto de Formación política que logre que lo más importante de esta organización que aglutinó a los ciudadanos para llevar al triunfo a Andrés Manuel López Obrador no se convierta en solo una agencia de candidaturas, dejando de lado lo más importante que es la Cuarta transformación de México.
Guillermo Orozco Rodríguez.- A 14 de Septiembre de 2020.