POR: ABEL ALCALÁ H.
Como si fuera un instinto la persona humana siempre buscará sacudirse, evitar o disfrazar la culpa que pueda pesar sobre él y el medio más favorecido para hacerlo es lo que se llama “la táctica de la transferencia de la culpa”.
Veamos qué sea la culpa: Es la responsabilidad de la persona que ha causado un daño a otra voluntaria o involuntariamente. Quien causa un daño o perjuicio. Incumplimiento de una ley fue acusado de culpa leve. Aquella cometida por quien no tomó las precauciones que tomaría una persona cuidadosa. Pecado o transgresión de la ley divina.
Toda culpa es punible y eso es lo que desea evadir la persona humana en general y cuando se trata de una culpa pública gubernamental o social el asunto toma diferentes carices.
Circunscritos al terreno de lo político gubernamental, los gobernantes suelen, cuando están en el cargo, tratar de imponer su visión e ideología al pueblo y empiezan con acciones que no siempre logran el objetivo deseado, sea bueno o perverso.
Esos gobernantes comprometidos más con sus ideologías y consigas extranjeras saben que cuenta con la técnica de la transferencia de la culpa, primero para evadir la responsabilidad de la culpa y lo que más les importa es seleccionar al candidato al que le va a imputar la culpa; entre los cuales puede estar los opositores políticos o cualquiera que no esté alineado con su proyecto.
Está táctica de transferencia de la culpa le permite al gobernante operar con impunidad, si todo sale bien se festeja la victoria de lo contrario se denuncia a quien ya tienes en la mira. De esta manera se siente con las manos libres para destruir la economía, destruir instituciones, destruir la educación, destruir a los empresarios, al ejército o ayudar a grupos de criminales tiránicos, etc.
En el caso de México el gobierno federal actual está intentado transferir la culpa de sus malas decisiones y actuaciones que tienen a los mexicanos en la miseria, en la inseguridad, sin empleo, sin certeza patrimonial y jurídica, a los empresarios, al ejército, a las administraciones pasadas, a tribunales judiciales, a partidos políticos, a gobiernos extranjeros, a personajes que vivieron hace cientos de años atrás, etc.
A esto le apuesta el gobierno de la 4T, a la transferencia de la culpa, que es un engaño más al pueblo mexicano y así conservarse indefinida en el poder hasta lograr llevar a México a la miseria mas oprobiosa.
En ocasiones se llega al extremo, si no se tiene a quien transferir la culpa, hacerlo de forma general o ambigua, ejemplo: echarle la culpa a la sociedad de consumo, a la generación de niños de tal año, a las mafias del poder y se puede llegar al absurdo de inventar a culpables, como el caso del “chupa cabras”.
No siempre está táctica da los resultados esperados, la táctica no es nueva, lo que es nuevo es el abuso de la táctica lo que hace que los ciudadanos mexicanos vayan desconfiando y quieran saber quiénes son los verdaderos culpables, pues ya está dicho: “Nada hay oculto que no llegue a saberse”.
Permitir o tolerar que los culpables del deterioro nacional no paguen por sus errores es abrir la puerta a la impunidad y es traicionar México. El lector dice la última palabra.
