POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR
http://enfoqueanalitico.blogspot.com
Organizarse para ganar elecciones y hacer perder al rival es tan legítimo y legal como cualquier campaña electoral; por ello, la revelación -no autentificada- de la existencia del llamado Bloque Opositor Amplio (BOA) cuyo supuesto objetivo es derrotar a MORENA en las elecciones legislativas del año entrante y de paso derrotar al presidente en la consulta en la que el pueblo decidirá si continua o no en el mandato es tan válida que sinceramente no parece ser motivo de exalto ni de noticia que acapare la atención en tiempos de una terrible pandemia que no parece tener fin en nuestro país. Sin embargo, y para efectos de análisis del proyecto BOA supuestamente filtrado que ya está en manos del presidente, y dejando de lado las suspicacias de que es un invento del mismo gobierno para polarizar al país previo a las elecciones intermedias; vale la pena echar un lacónico vistazo analítico a dicho proyecto opositor. En el diagnóstico del texto, se asegura que el gobierno a mitigado el impacto económico de la crisis sanitaria “regalando dinero” entre los afectados a través de programas sociales que terminarán siendo clientelares y condicionarán votos en 2021; lo cual sin duda es cierto; sin embargo, difícilmente puedo concebir otra manera de apoyar a desempleados en una pandemia coyuntural que no sea con dinero en efectivo, además, resulta ser una de las principales acciones gubernamentales del presidente cantados desde campaña electoral: apoyos sociales con recursos públicos. Para este proyecto se solicita en el documento la unidad de PAN, PRI, PRD, MC, partidos locales, alcaldes, gobernadores, intelectuales y empresarios; sin embargo, estos grupos han sido fieros opositores al actual régimen desde 2019; lo cual no es novedad: empresarios que dejaron de recibir condonaciones, otros obligados a pagar impuestos atrasados, recortes presupuestales a gobernadores y fin de estímulos a la prensa; todo esto ha generado naturales aversiones hacia el presidente y por ello no sorprende que de pronto decidan unirse para recuperar todos esos privilegios. Dentro del plan de acción, llama la atención que una de las estrategias para derrotar a MORENA es proponer a los mejores candidatos, de preferencia egresados de ITESM, ITAM, UIA; lo cual sin duda resulta absurdo, pues de ninguna manera egresados de esas universidades privadas son garantía de eficacia y probidad y mucho menos resultan atractivos en un México polarizado entre “chairos y fifis”; pues serían presa fácil para la izquierda a la hora de señalar el origen de alcurnia de esos candidatos en un país de millones de pobres contentos con los apoyos gubernamentales mensuales. No me parece la mejor estrategia. Así mismo, la contratación de influencers y analistas para que insista sobre la destrucción de la economía y las instituciones democráticas por el actual gobierno; esto tampoco es nuevo, basta recordar la campaña 2006 cuando Dick Morris y Antonio Sola confeccionaron una exitosa campaña invectiva en contra de AMLO. Finalmente, dicen que intentarán presionar desde Washington para hacerle ver a Estados Unidos el daño en sus inversiones debido a las políticas de la 4T; lo cual también es bastante cuestionable, pues todo parece indicar que el nuevo T MEC entrará en vigor el próximo primero de julio y dudo mucho que los estadounidenses entraran de lleno a un acuerdo comercial en desventaja. Definitivamente, parece un proyecto simplón, tal vez solo para llamar la atención, lleno de estrategias bastante cuestionables, muy genérico para ser clasificado, por ello, todas las teorías son válidas, por la imprecisión de su origen y contenido. Si esa es la estrategia opositora, solo darán lástima en 2021.