POR: GUILLERMO OROZCO R.
* El saltimbanqui de la política, tranza y porro, Javier Lozano Alarcón chamaqueado por el presidente de la Coparmex
Toda la familia del priista – panista y nuevamente priista Javier Lozano Alarcón han amasado grandes fortunas gracias al tráfico de influencias y en el caso particular de Lozano, también a una serie de maniobras y traiciones que lo colocaron en el escenario político por su fama de hombre sin escrúpulos y de mano dura, algo que los gobernantes neoliberales, panistas o priistas necesitaban.
Javier Lozano Alarcón, abogado de profesión y periodista en sus ratos libres. Hizo fama y fortuna en el PRI: durante el gobierno de Ernesto Zedillo fungió como vocero del hoy casi extinto partido y lo fue también del sacrificado candidato presidencial Francisco Labastida, con cuya derrota se cedió el cargo al panista Vicente Fox mediante una concertacesión.
Si en este país hubiera memoria se recordaría que Lozano fue uno de los artífices del Fobaproa, aquél cuantioso sembradío de fraudes con que el gobierno tratando de quedar bien con los más poderosos de México, compró a los bancos créditos incobrables que se tradujeron en un fuerte incremento en el costo fiscal del rescate para reducir las pérdidas de bancos, accionistas o grandes deudores que sí podían pagar sus créditos. Fueron premiados al transferirles a deudas de todos los mexicanos: 552 mil millones de pesos. El monto equivalió al 40 por ciento del PIB de 1997, a las dos terceras partes del Presupuesto de Egresos para 1998 y el doble de la deuda pública interna, deuda que se heredó a varias generaciones de mexicanos y que pesará como un lastre según cálculos hasta el año 2070.
El germen de la traición de quien se caracteriza por ser estratega en ese rubro, personaje cínico y desleal, renuncia al PRI en 2005 para integrarse al PAN y a su candidato Felipe Calderón, quien al llegar a los Pinos lo premia con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Lozano es un afamado porro de la política, abusón con los más débiles y servil ante el poderoso, sabe dar golpes bajos y es proclive a una violencia verbal exacerbada, más aun cuando se trata de presumirlo ante sus jefes. Como Secretario del gabinete impuso una de las reformas (la laboral) más dañinas para la seguridad social en la historia del país. De un plumazo despojó a millones de trabajadores de los logros laborales de generaciones y generaciones y exterminó a la histórica Compañía Luz y Fuerza del Centro, así como el sindicato que agrupaba a sus trabajadores, el SME (Sindicato Mexicano de Electricistas).
El mismo Javier Lozano Alarcón cuenta cómo llegó a colaborar con Felipe Calderón Hinojosa, después de ser militante del PRI y soldado de Elba Esther Gordillo en el partido Nueva Alianza. Dice: -simplemente me acerqué a él y le dije que confiaba en su proyecto, en su liderazgo y que quería sumarme al mismo-. Y se sumó.
La relación entre Calderón y Lozano se hizo íntima en tiempo récord, considerando que al ex Presidente se le acercaban sólo sus viejos incondicionales y su familia. Lozano creció justamente como se crecía en tiempos del calderonismo: si eras familia; si eras incondicional, adulador, zalamero o marrullero.
En el caso de la tragedia de los mineros coahuilenses de Pasta de Conchos, donde murieron 65 trabajadores, se hizo loco con la secuela del caso y los cuerpos nunca fueron rescatados. De la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Lozano fue enviado por Calderón al Senado de la República, donde siguió siendo un peón eficiente y servil del panista usurpador de la presidencia.
Está involucrado en diversos asuntos: el caso del mexicano de origen chino Zhenli Ye-Gon – coopelas o cuello- y los 207 millones de dólares que le fueron confiscados, en el despido de Carmen Aristegui de MVS por exigir que se aclarara sobre el alcoholismo de Calderón, sobre la Ley televisa, en sus aspiraciones truncas de ser gobernador de Puebla al descubrirlo de huachicolero y otras acciones que deberían dejarlo fuera de cualquier aparición pública. Pero por ser cínico, desvergonzado y soberbio no lo entiende.
Posteriormente, fiel a su genética en 2018 renuncia al PAN y se integra como asesor del entonces candidato del PRI, José Antonio Meade.
Ahora Javier Lozano ha sido víctima de una de las peores humillaciones que hieren su ego, Gustavo de Hoyos Presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana – Coparmex- da a conocer que el priista - panista ha sido designado como vocero especial del organismo, eso sucede a las 10.30 de la mañana del día 28 de abril e insólitamente 10 horas después, por la noche del mismo día, simplemente le retiran el nombramiento. Lozano soberbio como es dice: Gustavo Hoyos “se dejó presionar”.
Algunos calificaron ese nombramiento como el inicio de una gran andanada contra el gobierno de la 4T y otros como una debacle de la Coparmex, al echar mano de la política, siendo un organismo empresarial. Ojalá y Lozano entienda que quienes acabaron con ese nombramiento fueron su propio pasado y las benditas redes sociales.
Estaba que no cabía de gusto con ese nombramiento, ahora tendría un cargo formal para atacar al presidente, pues en redes sociales Javier Lozano es identificado como uno de los principales detractores del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Pero esas mismas redes sociales se llenaron de felicidad al enterarse del retiro de su nombramiento. Javier Lozano Alarcón tuvo un día negro, un humillante episodio de debut y despedida.
Guillermo Orozco Rodríguez.- A 4 de mayo de 2020.