POR: AGENTE 57
ARRANCAMOS LA EDAD DEL OSCURANTISMO (500-1000 D.C.).- la iglesia tuvo un impacto devastador en la sociedad. Conforme la iglesia asumió el mando, la actividad en los campos de la medicina, la tecnología, la ciencia, la educación, la historia, el arte y el comercio prácticamente se desplomó. Europa entro en la Edad del Oscurantismo. Aunque la iglesia amasó una inmensa fortuna durante estos siglos, la mayor parte de lo que define de la civilización desapareció. El Imperio Romano occidental cayó durante el siglo V bajo ataques repetidos de los godos germánicos y los hunos, mientras que la provincia romana de Africa cayó en manos de los vándalos muchos inculparon al cristianismo. En el año 410, cuando los visigodos cristianos saquearon Roma, “la ciudad eterna” que se había mantenido durante 620 años, las críticas hacia la nueva religión se intensificaron. Unos de los trabajos más famosos de San Agustín, La Ciudad de Dios, fue escrita como defensa del cristianismo en contra de tales acusaciones. Sin embargo, el Imperio Romano oriental, también llamado Imperio Bizantino, corrió con mejor suerte. Especialmente durante el gobierno del Emperador Justino (527-565), recobró gran parte de su poder, recuperó de los ostrogodos el control de Italia y recobró Africa de los vándalos. A Justiniano y a su esposa, Teodora, se les atribuye el mérito de la regeneración de la literatura, el arte, la arquitectura, así como la codificación de la Ley Romana. Pero esta floreciente cultura bizantina fue interrumpida cuando la peste bubónica, comenzando en el año 540, atacó con una virulencia desconocida en cualquier época de la historia humana ya sea antes o desde entonces. Tan sólo en Bizancio, se dice que la peste cobro 10,000 vidas diarias. La severidad de esta epidemiaes difícil de comprender. Más tarde, la peste negra de los años 1300, que en opinión de algunos mató a un tercio de la población de Europa, cobró alrededor de 27 millones de vidas. En contraste, se piensa que la peste del siglo VI cobró 100 millones de vidas. El Imperio Romano nunca se recuperó. La peste tuvo un impacto bastante diferente sobre el cristianismo. Las personas acudían como en rebaños a la iglesia, presas de terror. La iglesia explicaba que la peste era un acto de Dios, y que la enfermedad era un castigo para el pecado de no obedecer la autoridad de la iglesia. La iglesia señaló a Justiniano como hereje. Declaró como herejía al campo de la medicina griega y romana, inútil en la lucha contra la peste. La peste, si bien aseguró la caída del Imperio Romano, fortaleció a la iglesia cristiana. Después de la peste, la iglesia dominó la disciplina formal de la medicina. La “sangría”, utilizada para todas las dolencias, se convirtió en la práctica médica más común entre los siglos VI y VII. Los monjes cristianos enseñaban que el sangrar a una persona evitaría los desequilibrios tóxicos, evitaría el deseo sexual y restituiría los humores. Para el siglo XVI, esta práctica mataría a decenas de miles de personas cada año. No obstante, cuando una persona moría durante la sangría, solo se lamentaba que el tratamiento no hubiese sido empezado antes y que no hubiese sido aplicado más agresivamente. La tecnología desapareció conforme la Iglesia se convirtió en el poder más cohesivo en la sociedad occidental. Los extensos sistemas de acueductos y cañerías se esfumaron. Los cristianos ortodoxos enseñaban que todos los aspectos de la carne debían ser envilecidos y por consiguiente desaprobaban del lavado tanto como fuese posible. Los retretes y las cañerías dentro de las casas desaparecieron. Las enfermedades se volvieron comunes conforme las medidas sanitarias y la higiene se deterioraban. Durante cientos de años, ciudades y poblados fueron diezmados por las epidemias. Los sistemas romanos de calefacción central también fueron abandonados como escribe un historiador. La vasta red de caminos que habían facilitado el transporte y la comunicación también cayeron en el abandono y así permanecerían casi hasta el siglo XIX. Durante el tiempo de Constantino, Eusebio de Cesarea se dedicó a reescribir la historia del mundo, para convertirla en una historia del cristianismo. El reescribir la historia para borrar el conocimiento de un pasado tal, ayudó a aquellos en el poder a desviar la crítica en contra de la situación actual.
MI VERDAD.- ¿Quiénes serán los ganadores ante esta pandemia del coronavirus? Porque habrá algunos. N.L.D.M.