POR: ABEL ALCALÁ H.
La historia del coronavirus (covid-19) todavía no se termina de escribir y seguramente pasará aún mucho tiempo en que la historia que se escriba sea la apegada a la realidad, es decir, que sea verdadera.
Hasta los presentes días sólo podemos atenernos a lo que se llaman datos duros de la fenomenología del comportamiento del coronavirus y sus consecuencias en la salud y vida de las personas contagiadas y las acciones de los gobiernos y pueblos para hacerle frente.
Los datos duros se relacionan con factores cuantitativos, objetivos, es decir, números y en base a ellos se considera prudente tomar decisiones y acciones, a sabiendas que esos datos duros siguen cambiando y sólo tenemos la ciencia de la probabilidades y tendencias actuariales para hacer especulaciones.
Para millones de personas el tema del coronavirus los toma de sorpresa produciendo en cada uno de ellos una alteración emocional por lo imprevisto o inesperado del suceso.
Ante esto situación de enfermedad que han denominado pandemia se han desbordado miles de preguntas en todos los niveles de la vida comunitaria, a saber; en familia, en asociaciones, escuelas, universidades, gobiernos, parlamentos, en partidos y organizaciones políticas, en tertulias y reuniones de amigos, etc.
Y ante las innumerables preguntas y cuestionamientos que se plantean sobre la pandemia han corrido ríos y caído tormentas en todos los medios de comunicación y en las redes sociales, de respuestas, comentarios, actitudes, recomendaciones, sugerencias, ordenamientos y restricciones provenientes de todas partes y en la mayoría de los casos inútiles y supersticiosas.
Muchas preguntas y pocas verdades, eso nos hace caer en ese mar de rumores, de engaños, de falsedades, de perversiones, de desalientos, de optimismo exagerado, de pronósticos subjetivos, bañados en miedos, ignorancia, prejuicios, dolo, manipulación y perversidad.
Debemos debatir con personas que sean autoridad en el tema porque eso nos permite ver diferentes perspectivas, hacer intercambiemos de puntos de vista y lograr una visión más completa acerca de la realidad. No perder el tiempo ni la capacidad de atención en información gráfica y videos sin respaldo veraz.
El presente tema del coronavirus (covid-19) debe tratarse con la mayor seriedad pues de las conclusiones a que se llegue seguro resultará los pensamientos, palabras y obras que cada uno vayamos a realizar y seremos responsables de sus consecuencias y secuelas.
Lo más recomendable es que el tratamiento del tema se haga respetando la jerarquía de las ciencias y su campo de actuación.
Es la filosofía (metafísica) la que le corresponde abrir el debate por ser la madre de todas la ciencias y centrando el tema en sus ramas como son: la antropología (incluye la salud), la moral, el derecho, la política y la economía, precisamente en ese orden.
Cuando se pone énfasis en una ciencia particular como la economía para resolver un asunto que abarca al hombre integralmente lo más seguro es que las consecuencias sean perniciosas para toda la comunidad, lo mismo sucede si no se respeta la jerarquía de las ciencias y el asunto se trata únicamente desde la ciencia particular de la política.
Si nuestras autoridades políticas de los tres niveles de gobierno nos conducen con la mayor objetividad y prudencia debida y respetando la jerarquía de las ciencias, las decisiones y acciones que se asuman nos darán resultados favorables para todos y pronto superaremos la crisis actual.