POR: REDACCIÓN
Torreón, Coahuila.-
La pandemia por el COVID-19 ha provocados que miles de trabajadores, principalmente informales o que dependen de propinas para sobrevivir o han sido despedidos por sus empresas, vean mermados sus ingresos y teman por su seguridad alimentaria y la de sus familias, pues no todos cuentan con la tranquilidad de saber que recibirán su sueldo a pesar de estar confinados en sus hogares por la cuarentena.
Por si esto no fuera poco, se ha reportado en redes sociales y medios de comunicación el aumento en productos esenciales de la canasta básica, entre ellos, el precio de la tortilla y del huevo, que son imprescindibles en la dieta de millones de familias mexicanas de todos los estratos sociales, y cuyos precios han aumentado de forma considerable hasta llegar a los 20 pesos el kilo de tortillas y los 70 pesos la cartera de 30 piezas de huevo, respectivamente.
Tal parece, que las cadenas comerciales por un lado hacen campañas para congraciarse con la ciudadanía, al llevar a cabo acciones como el redondeo en favor de los empacadores de sus tiendas, mejor conocidos como “cerillitos”, lo que les ha valido el reconocimiento de la ciudadanía, pero por otro lado, se aumentan los precios de productos en medio de la contingencia, haciendo más difícil para miles de familias obtener productos básicos para su subsistencia, y eso que aún falta lo peor de la pandemia.
Y es que todavía no terminábamos de celebrar la depreciación de la gasolina, pues más de 11 mil estaciones de servicio en el país bajaron sus precios en uno y cuatro pesos, cuando empezaron a aglutinarse golpe tras golpe las malas noticias para los bolsillos de los mexicanos: durante la semana se anunció que el kilo de tortilla, sin duda el alimento base de la dieta mexicana, podría alcanzar los 20 pesos por kilo, lo que representa un aumento de entre los dos y los cuatro pesos, dependiendo de la región del país.
El aumento, fue justificado por el Consejo Rector de la Tortilla Tradicional Mexicana bajo el argumento de que el precio de la tonelada de maíz aumentó de 4 mil 800 a 6 mil pesos nada más durante el último mes, y prevén que siga subiendo hasta llegar a los 6 mil 500 pesos por tonelada, como resultado de la especulación que están llevando a cabo los intermediarios o “coyotes”, que han ocultado el maíz para así conseguir el aumento de precio para aumentar sus ganancias en detrimento del consumidor, quien finalmente es quien paga los platos rotos.
Sin embargo, la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), señaló que no existe justificación alguna para llevar a cabo dicho aumento, pues el precio del maíz, principal insumo de la industria, no ha registrado aumento; mientras que los combustibles que se utilizan para su transportación, como ya se mencionó, no solo no han aumentado, sino que registran descensos considerables en sus precios. Por lo anterior, la PROFECO hizo un llamado a los consumidores para que reporten las tortillerías donde los precios sean abusivos.
Lo mismo sucede con el huevo, otro alimento indispensable de la dieta mexicana, que en lugares como la Ciudad de México se vende hasta en 39 pesos el kilo (aproximadamente 18 piezas), mientras que en la Laguna se vende en más de 70 pesos la cartera con 30 piezas cuando hace menos de un mes su precio era de alrededor de 55 pesos, dependiendo del lugar en el que se adquiriera.
Lamentablemente, no son los únicos precios que registran incrementos importantes, pues otros productos también registran aumentos considerables, tales como el tomate que se vende hasta en 27 pesos el kilo; la papa, a un precio de 24 pesos por kilo; el pepino, en 40 pesos por kilogramo; el pollo, hasta en 38 pesos por kilo, entre otros. Sin duda, un golpe duro para miles de paterfamilias que en medio de la contingencia por el Covid-19 batallan todavía más para poner la comida en la mesa de sus familias.
De lo anterior, hay registro en las redes sociales como Facebook, donde no son pocos los ciudadanos que ofrecen sus servicios a las familias más favorecidas, y por una cantidad que va entre los 30 y los 50 pesos “hacen los mandados”, para que quienes cuentan con un sueldo seguro y pueden resguardarse con sus familias de la pandemia no salgan y soliciten sus servicios. De esa manera, buscan garantizar ingresos para subsistir las semanas que le faltan a la contingencia.
Y es que son miles los trabajadores que no cuentan con un sueldo fijo y que subsisten de lo que generan día con día, y que con la reducción de la actividad económica no saben cómo harán para pagar las deudas y mantener a sus familias a flote. Si lo anterior no fuera poco, la emergencia por el COVID-19 está muy lejos de terminar, pues la Secretaría de Salud nivel federal ya anunció que la fase tres de la contingencia es un hecho, lo que representa la suspensión de todas las actividades no esenciales, que en los hechos es prácticamente un toque de queda, y que vendría a agravar la de por sí precaria situación económica actual que enfrentan miles de mexicanos. Bien dice el dicho: ya pasó lo más difícil, viene lo más ca…nijo.