Torreon, Coah.
Edición:
18-Nov-2024
Año
21
Número:
927
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AUSTERIDAD; ¿Y LUEGO? / 730


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Por:
Samuel Cepeda Tovar
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01-02-2020
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Edición:

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POR: SAMUEL CEPEDA TOVAR.

http://enfoqueanalitico.blogspot.com

Sin duda una noticia que hace mucho deseábamos escuchar millones de mexicanos. En un país en donde hablar de los excesos en el gasto público era cosa de todos los días; en donde el despilfarro contrastaba con la miseria de otros millones de mexicanos más; de pronto nos dice el presidente que ha logrado detener la escalada de derroche oprobioso que generaba encono, indignación, desesperanza y aversión contra una clase política que se daba una vida palaciega en contraste con una sociedad signada por el pauperismo, la violencia y la falta de oportunidades. Según el presidente, el gasto de la presidencia fue 350% menos que el primer año de gobierno del expresidente Peña Nieta. El comparativo entre 2013 y 2019 arroja una diferencia de menos de dos mil millones de pesos gastados por el actual presidente. Es cierto, la austeridad republicana era una de las principales propuestas de AMLO como candidato, sobre todo cuando pesaba en el ánimo colectivo el despilfarro del último año del entonces presidente Peña Nieto en que se gastaron 18 mil 520 millones de pesos cuando el presupuesto autorizado era de 6 mil 748 millones; y es que no solo se trataba de la violación al gasto programado, sino que dichos excesos y desorden presupuestal se destinó a la compra de vehículos, motocicletas, quesos, lácteos y embutidos lo cual generó indignación colectiva. Sí, definitivamente el suceso es un logro para el presidente, pues está cortando de tajo prácticas ignominiosas y merece reconocimiento, sobre todo porque era una promesa de campaña; pero después de este logro conviene preguntarnos ¿y ahora qué sigue? El trayecto sexenal no se circunscribe solo a una promesa de campaña ni tampoco debe absorber todos los esfuerzos gubernamentales, además, los problemas generales del país tampoco se remiten a la austeridad. De pronto pareciera que el discurso gubernamental tiene solo un sentido y se olvida de aspectos que también merecen toda la atención gubernamental: violencia generalizada que sigue en escalada; crecimiento económico pendiente; reforma educativa por definir; entre otras prioridades que de pronto son opacadas por un acierto que hay que decirlo, es bienvenido, plausible y necesario, pero que no supone ser la clave para el desarrollo de México. Inclusive la venta del avión presidencial es parte de esa batalla antidespilfarro que acapara toda la atención mediática mientras que el reloj sexenal sigue su inexorable marcha. Es cierto que el presidente ha pedido como plazo para enderezar el rumbo en todos los aspectos pendientes hasta el 2021, también planea someter a votación su permanencia en el cargo; si la idea de que “el pueblo pone y el pueblo quita”, sigue en marcha, el presidente tiene el tiempo contado para comenzar a echar andar la maquinaria del desarrollo económico y la estrategia de seguridad que ofrezcan resultados más allá de los logrados. El presidente sigue contando con altos grados de popularidad, sigue manejando un discurso pausado, pero contundente, sigue estando en el ojo mediático y por más estrambóticos que parecieran sus procederes, sigue representando la esperanza de millones de mexicanos que se fastidiaron de un régimen pernicioso que la mayoría hemos decidido sepultar. Hemos obtenido ya resultados de la austeridad republicana, ahora debemos enfocarnos en lo que sigue porque corremos el riesgo de eternizar un discurso y consumir el trayecto sexenal en una batalla que no supone por si misma la salvación de nuestra nación. A lo que sigue.

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