POR: GUILLERMO OROZCO R.
Los dirigentes del viejo SNTE ahora tratan de darle una nueva imagen, hay que admirarles que sean expertos en el arte de la simulación, así nacieron en 1943 y así han sobrevivido, dicen en su momento ser leales a gobiernos priistas, panistas y ahora a regañadientes tratan de quedar bien con el régimen de López Obrador, aunque siguen con las mismos vicios y métodos que han utilizado durante más de 76 años.
El Secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda Salas, presentó el 12 de enero del presente año un Reglamento para las Elecciones de Directivas Seccionales, con lo cual el gremio más grande del país –cuya dirigencia dice contar con 2.5 millones de agremiados- trata de aparentar cumplir con los requisitos establecidos en la reciente reforma laboral.
Con el citado reglamento, Cepeda Salas le saca la vuelta a la Reforma Estatutaria y al cabal cumplimiento de la ley, lo da a conocer ante la sesión del Consejo nacional del 12 de enero de 2020 (sesión número 50), ese reglamento ya había sido aprobado desde el mes de octubre del año pasado en la sesión 49 del consejo nacional, es decir - primero lo aprueban y luego lo conocen-. Sabemos como se las gastan y cómo funcionan las sesiones de consejo, por eso opinamos al respecto. Los concejales nacionales del SNTE nunca discuten ni aportan sobre tema alguno, simplemente obedecen y si acaso hay opiniones contrarias a la línea de la dirigencia nacional en turno, se les escucha, pero al final la votación es aplastante para lo que ordenan sus líderes.
Los dirigentes nacionales elaboraron y aprobaron un Reglamento, antidemocrático y a modo para las Elecciones de las Directivas Seccionales, como instrumento de control sindical. El reglamento excluye, además, el procedimiento para la elección de la Directiva Nacional
En conferencia, acompañado por los dirigentes seccionales de todo el país, Cepeda señaló que con el mismo se crean las bases para poder elegir a las directivas seccionales sindicales a partir de febrero mediante el voto universal, libre, directo, secreto, personal e intransferible, -aunque lo de libre es solo una expresión-. Durante esa presentación, Cepeda Salas, aclaró que de 2020 a 2021 se renovarán la mayoría de las dirigencias seccionales, pero que en el caso del Comité Ejecutivo Seccional la renovación será hasta el 2024.
Sobre las expresiones contrarias a la línea institucional, excluye tajantemente a su antigua jefa Elba Esther Gordillo bajo el argumento de que no ha cumplido con lo que marca el estatuto de estar al corriente con las cuotas sindicales y en lo que se refiere a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) argumenta que aglutinan apenas el 8 % de los maestros.
El Comité Ejecutivo Nacional del SNTE se negó a cumplir con el mandato de la legislación laboral que ordena a todos los sindicatos modificar los estatutos. Es así que el reglamento es tan solo un prototipo de antidemocracia vergonzosa.
Con ello la dirigencia nacional asume el control absoluto del proceso electoral. El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) toma en sus manos todo el proceso: Expide la convocatoria, autoriza o cancela el registro de planillas, organiza la elección, elabora el padrón, integra las Asambleas Delegacionales Electivas, nombra los funcionarios que las van a presidir, cuentan los votos, aplica sanciones a los que, a su juicio, cometan irregularidades, califica y declara la validez de la elección y toma la protesta a la nueva Directiva Seccional. Todo en manos del CEN. Mayor desvergüenza, antidemocracia y concentración de poder, pocas veces la habíamos visto. Ante la complacencia de los dirigentes seccionales que una vez más cumplen fielmente su papel de títeres, pues hasta sus tareas diarias se dictan desde el Comité Nacional.
En el SNTE el voto universal nace oprimido, sofocado y sin aire libre para volar. No hay un órgano electoral autónomo imparcial que organice y conduzca de manera transparente el proceso electoral. El Comité Ejecutivo Nacional lo hará todo. Como siempre ha sido, será juez y parte. No se moverá ni una hoja sin el consentimiento, el control y la vigilancia de la dirigencia nacional.
Blindaje completo de la elección, para que nada cambie, tal como lo habían anunciado. Candados por doquier. Habrá voto universal, directo y secreto, -sí, pero no será libre-. El control y la presión de los dirigentes sobre la estructura sindical lo impedirán, ese será su objetivo fundamental.
Los requisitos para “ser votado” son asombrosamente increíbles, ningún sindicato pone tantos obstáculos a sus miembros para que puedan ser candidatos. Ni siquiera en elecciones para puestos de elección popular hay tantas exigencias. No habrá piso parejo para todas las planillas, es más, formar planillas en las condiciones expuestas será una hazaña porque se competirá en gran desventaja con la planilla oficial.
Sólo una insurrección del magisterio que ya ha demostrado de lo que es capaz, recordemos las movilizaciones con las que se logró echar abajo la mal llamada reforma educativa – y no solo fueron movilizaciones de la CNTE- puede cambiar el estado de cosas en el sindicato magisterial. Ojalá a los maestros le sirva de ejemplo lo que logró la ciudadanía mexicana en las elecciones federales de 2018 en donde se demostró que con una participación masiva todo puede ser posible.
Un sindicato antidemocrático con los mismos vicios que se han manejado desde que nació no sirve para defender los intereses de los trabajadores, la base magisterial debe retomar su espíritu participativo del pasado reciente.
Los maestros tienen la palabra. Ni Elbistas, ni institucionales, la base manda.
Guillermo Orozco Rodríguez.
Torreón; Coahuila, enero 27 de 2020