POR: PEDRO BELMARES O.
Me considero un caminante de la vida. He dejado atrás todo lo que puede atar a este mundo para poder llegar a la gloria del Señor.
Aunque sé que aún no es mi tiempo, he visto como el hombre fue olvidando para qué fue creado y es por eso su terrible condena; el destruirse.
El poder, como la ambición, son los que gobiernan al hombre, y ya hemos visto a las naciones con arsenales nucleares, que con solo una mala decisión puede morir toda la raza humana.
Yo tan solo soy un caminante y mensajero; son pocos los que llevan la palabra de Dios alrededor del mundo para que las personas cambien a tiempo, pero no es cuestión de uno sino de toda la humanidad.
Nuestro entorno de violencia, de abortos, de aceptaciones sexuales entre personas del mismo sexo, tiene que cambiar para que Dios regrese porque él nos ama y de eso no hay duda.
El ser humano tiene pocas oportunidades de arrepentirse porque los placeres del mundo no lo dejan y es el momento de hacerlo.
Quizás mis palabras no te lleguen al corazón, y así puedas sensibilizarte, pero él te espera con los brazos abiertos porque tú eres su hijo y nos ama a cada uno en forma personal.