POR: AGENTE 57
ARRANCAMOS… ¿EL IMPERIO DE LA LEY, O LA LEY DEL REY? La corrupciónón, la legalidad y la impunidad en México no son producto de la generación espontánea. Tampoco fueron siempre disfuncionales para el modo de vida y el desarrollo del país. Se conoce el origen de estas heridas y sus oscuras consecuencias, el contexto actual de esas consecuencias y cómo debe cambiar la actitud responsable de dicha corrupción, ilegalidad e impunidad. De lo contrario, todas las reformas jurídicas, gubernamentales y económicas imaginables seguirán fracasando y a México no le quedará de otra que “más de lo mismo”- lo que ha hecho desde 1982 y en lo que nos hemos vuelto expertos. Los efectos de la venalidad y la falta de respeto por la ley y la impunidad han dejado una huella profunda y devastadora en la sociedad mexicana. Los rasgos del carácter nacional que subyacen a estas tendencias negativas representan un obstáculo directo para la superación de cuatro retos del país que son un flagelo. El primero se relaciona con algo que a lo largo de los últimos años se ha convertido desafortunadamdente en una especie de marca de México, estigmatizándolo en el extranjero y atribulándolo internamente. Se trata, por supuesto, del crimen organizado, el tráfico de drogas y la guerra fallida contra el narcotráfico desencadenada en 2006. Antes de ese año, México no era un país particularmente violento. El índice de homicidios, asaltos y crímenes menores había disminuido a lo largo de los quince años anteriores, permaneció por debajo de la mayoría de los países latinoamericanos (con las obvias excepeciones de Chile y Uruguay) en 2008-2009, y hasta el 2010, aunque más alto que en el resto de Norteamérica y Europa. Pero la ecuación general ha cambiado y por una razón u otra la ausencia de un estado de derecho en esta materia se ha convertido en un problema crucial para la nación. El segundo reto reside en la economía informal mexicana- una verdadera plaga. De acuerdo con algunas estimaciones, más de la mitad de la actividad económica del país sucede de manera ilegal, a veces próspera, pero siempre extraoficial y caótica. Sus ramificaciones van desde el clássico vendedor ambulante hasta las mínimas recaudaciones del impuesto predial. Calquier otro aspecto de la ilegalidad en el país empalidece frente a la magnitud de la economía informal que menoscaba la credibilidad de todo combate en cualquier otro frente. El tercer reto, vinvulado con el desprecio por la ley y la tolerancia por la corrupción. La sociedad mexicana es altamente individualista, dado que la sociedad civil organizada es muy débil. La sociedad civil, a su vez, se encuentra tan desorganizada y es a tal grado imponente porque los ciudadanos mexicanos nunca han creído que la acción colectiva pueda surtir efecto alguno en cualquier ámbito: ni a gran escala, ni en sus colonias, o en las escuelas de sus hijos, ni en sus centros de salud locales. Hasta ahora la actitud mexicana hacia la impunidad y la ausencia de un estado de derecho se erige como un obstáculo casi infranqueable para las reformas necesarias en esta materia. ¿Cuáles son estas formas? La primera tiene que ver con el grado de control del Etsado sobre el país. Los gobiernos de Salinas y Zedillo, a través de negociaciones y la presencia masiva del ejército, obligaron a los zapatistas a retirarse a sus bastiones en la selva, pero después los dejaron en paz. Los subordinados del Subcomandante Marcos cobraban cuotas y peaje para entrar a sus zonas “Liberadas”, cateando a todos los visitantes, admitiendo a unos y discriminando a otros, y controlaban la zona. El ejercito mexicano pudo haber recuperado este territorio sin mayores dificultades, por lo menos hasta 2010, se detectaban mas áreas del país ajenas al control central del Estado que cuando empezó la guerra a finales del 2006; más ciudades donde los jefes narcotraficantes actuaban a su antojo a plena luz del día; más carreteras y barrios donde la policía se negaba a entrar , y donde el ejército podía realizar, a lo sumo, fugaces y superficiales operativos. México resultó ser incapaz de recuperar el control de las zonas perdidas. Lo cual agravo el cinismo de la sociedad civil. la única solución imaginable a largo plazo, con todas sus complicaciones y relatividades, implicaba un cambio radical en la relación de México con la ley.
MI VERDAD.- existe una alternativa, al menos teóricamente: un equivalente mexicano al Plan Colombia, esto es, una inyección masiva de dinero, consejeros, instructores, hardware y software estadounidenses, a lo largo de un periodo de tiempo prolongado. NLDM