POR: EDUARDO GRANADOS PALMA
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Mucho le he aprendido a mi hija de nueve años con su perspectiva distinta de lo cotidiano. Estas nuevas generaciones nacieron con un chip integrado. Aprenden rápido, reaccionan rápido, juzgan rápido. Es el caso del importante movimiento “Viernes por el Futuro” del que destaca Greta Thunberg, una tierna activista sueca de 16 años quien accidentalmente calentó el planeta con su mirada ardiente, enfadada y con lágrimas en los ojos, cuando acusó a los líderes mundiales en la Asamblea General de Naciones Unidas de traicionar a su generación por no actuar ante el cambio climático. Esta carismática adolescente comenzó a faltar a la escuela hace un año para protestar sola frente al parlamento sueco con una pancarta, y rápidamente se convirtió en el símbolo de la indignación juvenil ante la inacción de los gobiernos frente al cambio climático. Su movimiento “Viernes por el Futuro” consiguió atraer a miles de jóvenes alrededor del mundo. Hace apenas unos días, 4 millones de personas participaron en huelgas estudiantiles por el clima en más de 160 países, y si, les estamos fallando. Nuestros jóvenes están empezando a reaccionar. Nuestra generación ha fallado en su responsabilidad de proteger nuestro planeta y eso debe cambiar. Las emergencias climáticas son una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar. La crisis climática es causada por nosotros y las soluciones deben venir de nosotros. El cambio climático durante los próximos 20 años podría producir una catástrofe global que costará millones de vidas en guerras y desastres naturales. Los Estados Unidos se han negado a firmar el acuerdo de Kioto, pero al parecer, su cambio de opinión sería algo tarde ya que el pentágono se prepara para la guerra por el agua, la energía y los alimentos. Las principales ciudades Europeas corren el riesgo de hundirse bajo los niveles crecientes de los mares al mismo tiempo que Gran Bretaña se sumerja en un clima Siberiano por el 2030 si no se bajan los niveles de contaminación que producen el calentamiento global. Incluso el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, fue acreedor de un premio Nóbel por la difusión de esta advertencia a través de su documental “La verdad incómoda”. Conflictos nucleares, mega-sequías, hambre y amplios alzamientos harán erupción por el mundo. El documental predice que el abrupto cambio del clima podría llevar al planeta al borde de anarquía en la medida que los países desarrollen amenazas nucleares para defender y asegurar su menguado alimento, agua y suministros de energía. Hoy en día el planeta está albergando una población más alta de la que puede sostener, por primera vez en la historia de la humanidad hemos superado los seis mil millones de habitantes. La escasez de agua y del suministro de energía, podrían sumergir al planeta en la guerra. Viene a mi memoria aquel nostálgico discurso de Diana Laura Riojas en el sepelio de su esposo Luis Donaldo Colosio donde recordaba una frase que el asesinado candidato a la presidencia mencionaba: “El mundo no nos ha sido heredado por nuestros padres, sino prestado por nuestros hijos”. Y nuestros hijos ya están reaccionando.