Torreon, Coah.
Edición:
18-Nov-2024
Año
21
Número:
927
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Matanza de Tlatelolco. Medio siglo de impunidad / 716


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Por:
Sin Censura
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29-09-2019
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POR: REDACCIÓN

Torreón, Coahuila.-

Era 2 de octubre de 1968. Eran las épocas en que el sistema autoritario del PRI estaba en pleno apogeo, el sistema funcionaba y la llamada “dictadura perfecta” dominaba prácticamente todos los sectores de la vida política, económica y social, incluyendo los medios de comunicación, que no reportaron los sangrientos hechos en que cientos de estudiantes fueron masacrados por elementos del Ejército Mexicano, algunos de ellos vestidos de civiles, que rodearon la plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco,  y reprimieron de forma brutal una manifestación estudiantil.

Todavía hoy, no se sabe con precisión cuántas personas murieron y cuántas desparecieron sin que nada se sepa de ellas hasta el día de hoy, en que se conmemoran 51 años de una de las mayores tragedias en la historia moderna de México, y que cambió para siempre el rumbo de nuestro país. Sin duda alguna, el 2 de octubre de 1968 inicia el proceso democratizador del sistema político mexicano, que se tardó décadas en llegar y que aún hoy se encuentra en proceso de maduración, pero que no se entendería sin esa trágica fecha.

Para muchas de las víctimas la justicia nunca llegó, y nunca llegará. Sus familias nunca supieron cuál fue su destino. Para muchos de ellos, la última morada fue el olvido. Y es que la a impunidad era el sello del régimen priista que hacía y deshacía a su antojo. Eran las épocas en que los funcionarios del gobierno todopoderoso lo mismo se enriquecían a costa del erario que tomaban vidas impunemente, como sucedió aquel 2 de octubre, que acumula ya medio siglo de impunidad, pero que no se olvida, que no debe, olvidarse nunca.

 

PRESIDENCIALISMO E IMPUNIDAD

Como se mencionó, los medios de comunicación de aquella época no solo no reportaron los hechos sucedidos en la plaza de las Tres Culturas, sino que algunos periódicos incluso calificaron a los manifestantes como “terroristas”. Era la época en que el presidente de la República era, en los hechos, un dictador, un emperador que solo debía manifestar su voluntad para que esta se cumpliera sin que se le cuestionara nada, ni por parte de los medios ni por parte de la sociedad ni de sus colaboradores.

Pero la matanza del 2 de octubre fue el pináculo que un movimiento que se fraguó con meses de anticipación, concretamente, el 22 de julio de ese año, cuando un grupo de estudiantes de las Vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional, apedrearon las instalaciones de la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La causa: un pleito previo entre estudiantes de ambos planteles.

En respuesta, los estudiantes de la preparatoria Ochoterena contestaron la agresión de la misma manera y apedrearon la Vocacional 2. Al día siguiente, los enfrentamientos escalaron en intensidad, pero en esta ocasión, el hoy extinto cuerpo de granaderos intervino y agredió de forma artera a los estudiantes de ambas instituciones. A partir de ahí, lo demás es historia.

Los directores de ambas escuelas solicitaron a las autoridades que cesaran las agresiones. Sus peticiones no solo no fueron escuchadas, sino que los cuerpos policiacos ingresaron a las instalaciones de ambos planteles y agredieron y detuvieron a estudiantes, profesores y trabajadores administrativos que se encontraron en el camino.

La indignación creció de forma exponencial entre los estudiantes de las dos escuelas de educación superior más importantes de nuestro país: el IPN y la UNAM, la máxima casa de estudios a nivel nacional.  De tal manera que tres días después, el 26 de julio, una marcha convocada por estudiantes se unió a otra organizada por el Partido Comunista Mexicano (PCM), que conmemoraba el 15 aniversario del asalto al cuartel Moncada, que dio inicio a la Revolución Cubana.  Los estudiantes exigían la salida inmediata de los granaderos de los planteles allanados y la liberación inmediata de los detenidos. Esa fue la semilla que germinó el movimiento estudiantil y que tuvo su punto más álgido el 2 de octubre de ese mismo año, y sin el cual, no se entendería la evolución del sistema político mexicano y su posterior democratización.

 

¿POR QUÉ LA REPRESIÓN?

Diez días después de la matanza de Tlatelolco, tuvo lugar la inauguración de los Juegos Olímpicos,  con sede en la Ciudad de México. Fueron los primeros juegos de la era moderna, pues fue la primera ocasión en que el evento deportivo más importante del mundo, junto con el mundial de futbol, era transmitido al mundo entero por vía satélite.

Con semanas de anticipación, periodistas de todo el mundo comenzaron a llegar a la capital del país para narrar el ambiente previo a la fiesta olímpica, y se toparon con miles de estudiantes marchando en las calles en contra del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, y empezaron a mandar notas al respecto hacia todos los rincones del mundo.

Por supuesto, no era la imagen que el entonces presidente quería enviar al mundo, por lo que se toma la decisión de acabar con los movimientos estudiantiles, pero se hizo de forma brutal, sangrienta, asesina. Y si bien es cierto en un principio el gobierno priista consiguió que los estudiantes dieran una tregua y se comprometieran a no sabotear el evento, décadas después la semilla que sembraron con su propia sangre germinó y llevo a México a un proceso de consolidación de sus instituciones democráticas que todavía no se ha consolidado, pero que, sin duda alguna, inicio aquella noche en que el gobierno se sintió intocable y reprimió, golpeó y asesinó a cientos de estudiantes en la plaza de las Tres Culturas. 2 de octubre no se olvida.

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