EL PRÓXIMO PARTIDO DE AMLO; ¿SIERVOS DE LA NACIÓN?
Hace unos días, la periodista, Beatriz Pagés Rebollar (quien renunció al PRI, antes de la elección del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional, junto con José Narro y otros connotados priistas, por no estar de acuerdo con las formas y modos en que se estaba realizando la elección), escribió un artículo, que me parece interesante reproducirlo y comentarlo, porque, en otras entregas para esta columna, he sostenido algo parecido a lo que ella menciona. Dice:
“El PRD fue testigo, de algo parecido, cuando López Obrador, siente que ya no tiene el control sobre el partido que dirige, lo abandona y forma otro. No extraña entonces, la advertencia que lanzó, “sí MORENA se echa a perder, renunciaré a él y le cambiaré de nombre”. ¡Cuál es ese nombre, SIERVOS DE LA NACIÓN. Así bautizó al ejército de 1,7000 personas que recorren el país para repartir programas sociales, que reciben de salario entre 8 mil y 27 mil mensuales y elaboran un censo con fines electorales. Si AMLO, amenaza con deshacerse de Morena, es porque ya no le sirve y porque ya se dio cuenta, que ha llegado el momento de deshacerse de los radicales y de los ultras, que le fueron útiles para llegar, pero no para gobernar. La guerra de poder entre Martí Batres y Ricardo Monreal, sumada al intento de reelección de Porfirio Muñoz Ledo en San Lázaro, dañó seriamente la imagen del partido del Presidente.
Morena en el congreso federal y en los congresos locales, ya es sinónimo de anarquía e inconstitucionalidad. La destitución ilegal del fiscal de Veracruz, la aprobación de la ley Bonilla, en baja California, la marginación de la oposición en el Congreso de Quintana Roo, son consecuencia de una morena primitiva y despótica, el caos legislativo, sumado a la parálisis económica, puede en cualquier momento, abortar el proyecto transformador del presidente. Para decirlo a la manera de Frankenstein, la criatura inventada por López Obrador, puede devorar a la Cuarta Transformación, le estorban diputados y senadores dogmáticos o secretarios que se sienten más que el presidente; ¿verdad Bartlett?. Arrogantes y corruptos, e incluso, funcionarios que lo tratan mal y a quienes tolera por extrañas razones; ¿verdad Taibo?. El enemigo de López Obrador, no son los fifis o los conservadores, la piedra está en su casa, y se llama Morena.
Excelente reflexión; solo que se equivoca en un aspecto: no solo son los grupos radicales los que están causando problemas al interior de Morena, también hay grupos del crimen organizado que se infiltraron y ahora son diputados, senadores, gobernadores y presidentes municipales. Morena nació podrido, por las prisas de contar con un instrumento que postulara AMLO. Ahora que ya empezó a salir la pus, se arrepiente porque para sus planes de reelección, no va a tener el control absoluto y su popularidad va a estar muy mermada, por todas las pendejadas que está cometiendo y que no va a cambiar. AMLO, es un dogmático, autoritario, populistas y con mucha sed de poder.
Lo he venido comentando y los hechos me dan la razón. AMLO, cada vez más, endurece su posición; cada día más, se le ve más fuera de control; cada día más, comete más dislates y cada día más, pierde adeptos. Si bien, las encuestas todavía lo mantienen en un buen nivel de aceptación, en la evaluación de su desempeño, no sale bien librado, sobre todo, en el tema de la seguridad, donde la gente lo reprueba. ¿Y cómo no va a reprobarlo, si, ante la ola de violencia y delincuencia que azota el país, no ha encontrado una estrategia seria y creíble para enfrentar al crimen organizado?
Los ciudadanos vemos todos los días, las cifras de asesinatos, secuestros, asaltos, vandalismo y más. Vemos cómo al Ejército, a la Marina; a los policías federales y de otros niveles, son agredidos, atacados, humillados por turbas de pobladores (el pueblo bueno de AMLO), sin que se puedan defender, porque para el Presidente, los grupos delictivos, son pueblo, como lo son, las fuerzas del orden. Así que, ha prohibido a la Guardia Nacional, que responda a las agresiones, ya no solo de pobladores vándalos, sino, también de los miembros de los cárteles de la droga. Su argumento, sigue siendo el mismo: si se combate el origen de la delincuencia desde la raíz, o sea, entregando dinero a los más pobres, apoyándolos con programas, ya no habrá quien se quiera meter a delinquir o a formar parte de los grupos violentos. O la otra, apelando a las mamás de los malos, para que ellas los hagan entrar en razón. Y la peor, dándoles la espalda a los delincuentes y hacerles “fuchi” y “huácala”, para que entiendan.
Esta postura del Presidente, nos muestra que algo no está bien. Que no es un comportamiento normal. Que él está para ejercer el poder y proteger a los mexicanos con todas las herramientas y recursos que tenga a la mano. ¿Algún día lo entenderá?