POR: GUILLERMO OROZCO R.
El SNTE es un gremio que se organizó desde el poder del Estado contra la voluntad de la mayoría de los más de 700 sindicatos, federaciones y confederaciones de maestros, que con mucha dignidad habían resistido con cierto éxito los intentos de unificarlos en una organización centralizada y unitaria. Los dirigentes de las entonces pequeñas pero combativas asociaciones no querían ser encuadrados dentro del aparato de Estado, es decir no querían ligarse al Partido de la Revolución Mexicana, después transformado en PRI y hoy casi a punto de extinguirse.
El SNTE obtuvo el monopolio de la representación de los maestros de manos del presidente Manuel Ávila Camacho en 1944, quien ordenó a la Secretaría de Hacienda que retuviera la cuota sindical a los maestros y la entregara al Secretario general del SNTE. Algunos de los atributos corporativos que marcaron al SNTE como un aparato ligado al Estado es que era único, nacionalista, autoritario y vertical. Fue un defensor fiel del nacionalismo revolucionario, el abogado número uno de la filosofía del artículo tercero de la Constitución (excepto en la parte donde se habla de democracia). Esas facilidades para allegarse recursos le sirvieron para fraguar camarillas que se apropiaron de la representación de los maestros.
La peculiaridad del corporativismo mexicano fue su esencia autoritaria y vertical, que funcionó gracias al contubernio con el Estado mexicano. Los sindicatos y demás corporaciones sólo alcanzaron el monopolio de la representación cuando hubo autorización del poder público. En pago al servilismo y lealtad de los líderes afines al gobierno, se les otorgaron incentivos para garantizar la subordinación de los trabajadores. Por medio del PRI, los líderes magisteriales tenían algunas posiciones de poder: regidurías, diputaciones, senadurías y hasta gubernaturas.
La mejor época para la cúpula de la organización sindical fue durante liderazgo de Elba Esther Gordillo, que sin importar el origen partidista del presidente en turno, supo acomodarse y hacerlos sentir que su figura era indispensable. El poder de Elba Esther Gordillo fue inmenso, infundía temor a sus adversarios, hubo gobernadores que bebían de su mano, diputados que llegaban al puesto con su bendición, senadores a sus pies, funcionarios y académicos a su servicio. Elba Esther Gordillo presumía sus alianzas con los Presidentes y ellos trataban con guante de seda su relación.
Pero un día, la debilidad con la que llega Peña Nieto a la presidencia y la urgencia de aprobar la mal llamada reforma educativa, dictada por organismos internacionales de corte neoliberal, hacen que se quiera dar un golpe de timón parecido al que escenificara en 1989 Carlos Salinas de Gortari contra el poderoso líder petrolero Joaquín Hernández Galicia “la Quina” y la elegida para la trama fue Elba Esther Gordillo.
Los líderes magisteriales acostumbrados a sus órdenes tajantes, fueron cooptados por el gobierno y quedaron al frente del SNTE con una conducta sumisa y servil que en nada favorecía sus agremiados, y de paso traicionaron a la hasta entonces poderosa lideresa, dejándola al garete y sola a su suerte.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación; SNTE por sus siglas, debilitado y sin rumbo inició un nuevo rol, muy distante al protagonismo del pasado inmediato, es decir que se convirtió en lo que antes eran acciones pactadas entre la SEP y el SNTE, en actos unilaterales protagonizados sólo por las autoridades educativas. Aquí cabe la expresión de que la agrupación sindical jugó desde el 2013 el denigrante papel de: “convidado de piedra” y en ocasiones, ni eso.
En este 2019 a pesar del entreguismo que los líderes sindicales del SNTE quieren hacer creer al nuevo gobierno, al que trataron de evitar a toda costa que triunfara en el proceso electoral de 2018, nuevamente fueron excluidos de las respuestas salariales al magisterio. La negociación salarial 2019 se llevó a cabo de manera unilateral, prácticamente la SEP, coordinada desde la Secretaría de gobernación, tuvieron sentaditos y calladitos a los líderes sumisos del gremio magisterial, esta vez el protagonista principal de las tradicionales jornadas de respuesta salarial al magisterio, fue sin duda el presidente López Obrador.
Alfonso Cepeda no tuvo capacidad de maniobra en esta respuesta salarial. Él y la cúpula sindical se limitarán a inventar y hacer creer que la negociación fue el resultado de la intensa labor de exigencia al gobierno.
En este 15 de mayo no hubo fotografía del presidente con el líder sindical, el acto oficial de homenaje a los maestros se llevó a cabo en la tradicional conferencia mañanera, con la presencia sólo de representantes del gobierno.
Con una angustia notable a leguas, los líderes sindicales esperan que se alargue el plazo de renovación de la dirigencia del SNTE con las nuevas reglas que en nada los favorecerán: voto universal, directo y secreto, clamor que cunde y se consolida en el magisterio nacional. Se debe aprovechar la ruptura que existe ahora mismo entre diversos grupos de la dirigencia corrupta, para llamar a la unidad entre los sectores democráticos y aquellos que deseen luchar contra el charrismo sindical, no existe una sección del país donde no haya un grupo disidente que trate de reivindicar la lucha por la democracia sindical, es el momento de crear una nueva cultura sindical y nuevos liderazgos.
Los liderazgos institucionales están en un serio dilema, pues saben que tienen sus días contados, el SNTE camina en estos tiempos por un laberinto sin rumbo. Es importante promover el voto libre, universal, directo y secreto.
Guillermo Orozco Rodríguez.- Mayo 20 de 2019.