Una joven Trina se exilia en España y, para obtener la ciudadanía, acepta casarse en Madrid con Manolo, un torero.
Manolo está muy enamorado de la bella Trina, pero es muy conservador y en la noche de bodas se decepciona profundamente cuando comprueba que la Trina no era virgen.
Muy enojado Manolo le reclama a la Trina:
- ¿Porqué no me dijiste que no eras virgen?
La Trina con mucha calma, lo observa y le responde con tranquilidad:
- Y tú… ¿Porqué no me dijiste que tenías un solo testículo?
El Torero, entonces le responde muy indignado:
- ¡¡Mujer, que lo mío fue una cogida!!
La Trina le responde:
- ¿Y qué te crees que fue lo mío?... ¿Una pedrada?...