¿QUÉ LE PASA AL PRESIDENTE LÓPEZ OBRADOR?
No cabe duda, de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, está fuera de sus cabales. Sólo hay que verlo y escucharlo en los mítines que realiza por diferentes regiones del país, para darse cuenta de que no parece una persona cuerda, equilibrada y serena.
Sus arrebatos verbales y sus expresiones corporales, más el tono que utiliza para dirigirse a su audiencia, lo presentan como una persona desquiciada.
Lo mismo sucede con sus conferencias mañaneras, en las que, casi todos los días pierde el control, se sale de sus casillas, denosta y ataca a diestra y siniestra .
Digan si no es delicado, después de que se votara la Reforma Educativa, llamó Fifi a tres diputados de su propio partido MORENA, porque votaron en contra. Los diputados de MORENA, Carol Antonio Altamirano, Azael Santiago e Irma Juan Carlos, reaccionaron con justo enojo y se rebelaron contra el Presidente. Mediante una carta entregada al Coordinador parlamentario Mario Delgado, señalaron que, “No puede esperarse la existencia del pensamiento único” “...la construcción del futuro se hace de manera colectiva, pedimos respeto a la división de poderes y el ejercicio de una vida democrática plena...el pensamiento crítico y el debate respetuoso deben estar siempre presentes en la vida pública del país en consecuencia y, en primer lugar, también debe estar en la vida interna de MORENA...al votar en contra, votamos en libertad de conciencia y asumiendo una posición firme en defensa de los derechos de los trabajadores, pues no estamos de acuerdo en que temas laborales y administrativos se hayan incorporado al Artículo 3° de la Constitución, pues eso debería ir en el 123”
Por estos desplantes autoritarios y prepotentes, la estrella del presidente se ha venido opacando y le están restando aceptación y popularidad, al mostrarse como un hombre insensible, pues sólo después de 48 horas, se refirió a la matanza de Minatitlán y no les dedicó ni una palabra de aliento a los familiares de las personas asesinadas; su postura sobre las cifras de homicidios dolosos, que han sido las más altas desde que se hacen estas mediciones, lo pintan como un tipo obstinado, qué no reconoce la crítica o los señalamientos contrarios a sus propias cifras, así provengan de las de su propio Gobierno.
Las descalificaciones a las organizaciones y expertos en economía, que señalan un estancamiento de la economía mexicana y ven como inalcanzables las expectativas de crecimiento que maneja López Obrador, sólo generan dudas y desconfianza en los mercados y los inversionistas, que ven, cómo se está estancando la inversión y el crecimiento económico del país.
Hace unos días, alguien le señaló al presidente que hay un sub ejercicio del presupuesto, ya que las dependencias federales no han liberado los recursos para los programas de todo tipo. Pero el presidente lo negó y dijo que no era sub ejercicio, que eran ahorros.
Andrés Manuel, no ve ni escucha a la gente que reclama los apoyos que recibían y que ahora que no los reciben, los tiene al borde de la quiebra, como no reconoce, que sin mediar estudio o análisis de por medio, haya decidido correr a miles de burócratas de las sedes y delegaciones de las dependencias de todo el país.
Esto se refleja en las visitas que realiza por todo México, donde la efusividad, la alegría y el cariño que le profesaba la ciudadanía, ha pasado al enojo, el reclamo, a los gritos y a las caras duras.
Todo esto, más múltiples desaciertos y pifias (como la petición que lanzó el presidente Andrés Manuel López Obrador a la población..! nada más y nada menos que denunciar a los vecinos sospechosos de ser corruptos, y hasta dio pistas para detectarlos, pues según AMLO, dice que por lo regular los corruptos no ocultan la opulencia, que son fantoches y se compran carros de lujo, ropa extravagante y se mudan a un mejor lugar. “Se nota cómo vive el vecino (formula un diálogo imaginario): “¡ya se mudó..! ya no vive en la Doctores, ya se fue a Las Lomas, y (apenas) está llegando”...”, remata AMLO: “todo eso hay que denunciarlo”), han hecho que los niveles de aceptación del presidente vayan en picada, como lo dieron a conocer algunas encuestadoras (las mismas que hicieron la última medición que ponían al Presidente en casi 80%, y que, en una nueva encuesta, alcanzó poco más del 60%) y no falta mucho tiempo, de seguir igual su comportamiento, para que comience el otoño del patriarca o como en la otra novela de García Márquez, el general no tendrá nadie quien le escriba. Como colofón, menciono que el Plan Nacional de Desarrollo (PND), de la Cuarta Transformación, nació con tarás y malformaciones importantes, lo que augura, una andanada de críticas y reclamos de todas partes (analistas, gobernadores, instituciones, periodistas y todos aquellos a los que Andrés Manuel llama Fifi). Al tiempo