POR EUSEBIO VÁZQUEZ NAVARRO
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* Pieza periodística que me convirtió en el biógrafo de un héroe republicano;
* Se trata de don Juan de la Cruz Borrego , custodio del Archivo Nacional;
* Se publicó el 21 de marzo de 1967 en La Opinión y El Siglo de Torreón.
* Y sirvió como material clave para un reportaje en el semanario Proceso.
La revista de circulación nacional Proceso engalanó mi pobre pero empecinada trayectoria como redactor de textos, con la publicación de un destacado reportaje que con el título de Juárez y el guardián del archivo escondido (No. 2131 del 3 de septiembre de 2017), escrito por la reportera Columba Vértiz de la Fuente, documentado en una entrevista que vía telefónica le hizo a quien estos escribe.
Las vivencias y documentos que le proporcioné a la señorita Vértiz de la Fuente se los debo a don Luis Treviño Alzalde, ya fallecido y quien fundó el Museo Juarista de Congregación Hidalgo, Coahuila y que ojalá hoy con motivo del aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, alguien –funcionario, persona o asociación- se lance al ruedo y se coordine la ayuda para que ese sitio cultural continúe su importante labor de difusión,
De modo que la publicación de esa biografía me llevó a la actividad de redactor de artículos que pese a la embolia de la que con la ayuda de Dios me recupero y al fuerte y tremendo infarto emocional que sufrí por el fallecimiento de mi señora esposa el 25 de diciembre pasado, ahí la llevo y no puedo dejar de recordar este aniversario de hace 52 años que coincide con los 52 que estuve unido en matrimonio con mi todavía adorada y en todo momento bien recordada Ma. Del Rosario.
En el artículo cincuentenario que hoy conmemoro, anoté los datos biográficos de don Juan de la Cruz Borrego y los nombres de los custodios que estuvieron bajo su mando para conservar a salvo el archivo nacional que do n Benito Juárez le dejó el 4 de septiembre de 1864, a su paso Par por el rancho El Gatuño, hoy Congregación Hidalgo, municipio de Matamoros, Coahuila.
Hacen ya tres meses: Más bien apenas hacen tres de tu partida, mi amada y bien recordada Ma. Del Rosario y tenemos presentes día y noche tus recuerdos, tu trabajo incesante en la educación de nuestra familia, tu familia, la obra de vida que nos dejaste impresa en nuestras almas. Descansa en paz y hago el compromiso con Dios y la vida de convertirme –de hecho ya lo soy- en el custodio fiel de tu recuerdo…