Una viejecilla estaba caminando por la calle, arrastrando dos grandes bolsas de basura, una en cada mano. Una de las bolsas tenía un agujero y de vez en cuando un billete de 200 pesos salía de la bolsa y caía al suelo.
Viendo esto, un señor que pasaba junto a ella la para y le dice:
- Señora, se le están saliendo billetes de 200 pesos de esa bolsa y ya se le han caído unos cuantos por el camino.
- ¡Carámba!, dice la señora mayor. Tengo que volverme para recoger los billetes, muchas gracias por avisarme jovencito.
- Un momento señora, disculpe la indiscreción, pero… ¿De dónde sacó usted todo ese dinero? ¿Ha robado un banco?.
Dice en tono de broma y la viejita le contesta:
- Oh no, vera… el terreno de atrás de mi casa, da para el estacionamiento del estadio de fútbol, y cada vez que hay un partido, los hinchas quieren orinar antes de entrar o salir del estadio, ellos se paran enfrente de los arbustos que dan para mi casa y orinan en mis flores que acabo de sembrar. Entonces, yo me pongo detrás de los arbustos con unas tijeras de podar bien grandes, y cada vez que alguien empieza a orinar en los arbustos, yo le digo: -¡¡¡Deme 200 pesos o se la corto!!!
Y el caballero muy sorprendido se rie y le dice:
- ¡Oiga pues no está nada mal la idea!, ¡Buena suerte!. Y dígame, señora, ¿Qué hay en la otra bolsa?
La viejita contesta:
-¡¡ Bueno…, pues… no todos pagan!!!