POR: GUILLERMO OROZCO R.
Un grupo de delincuentes que durante muchos años fingieron ser honestos funcionarios de los gobiernos neoliberales y hasta directivos de Petróleos Mexicanos (Pemex), lucraron y estafaron a empresarios gasolineros y al pueblo de México, vendiendo combustible a precio preferencial.
Siempre nos hicieron creer que la ordeña de ductos y el robo de combustible lo hacían delincuentes de bajo nivel que vivían en los alrededores de las instalaciones de PEMEX, y siempre imaginamos que el robo se hacía en depósitos y garrafones como una operación hormiga.
Ahora con el gobierno de la cuarta transformación encabezado por un incisivo y tesonero López Obrador, que no está exento de peligro hacia su persona, se ratifica que la mafia del poder era real y que no sólo eran dueños del poder político, sino que eran partícipes de la corrupción en muchos rubros, especialmente en lo relativo a la mayor empresa de los mexicanos.
Otorgaban concesiones al por mayor para comercializar combustibles con la promesa de venderles hidrocarburos a precios más baratos. Es entonces que distribuían el producto en pipas con los logos de la propia empresa (PEMEX) indicándoles que los pagos del producto se depositarán en una cuenta de banco a nombre de un “tercero autorizado” ajeno a la paraestatal.
Este tipo de negocio se empezó a conocer como huachicoleo y se concentró en algunas áreas del país, pero de manera escandalosa en el estado de Puebla, en donde se afirma que el jefe de esa mafia era el propio gobernador del estado el fallecido Rafael Moreno Valle.
Por primera vez en la historia desde que se puso en práctica este robo descarado al patrimonio de los mexicanos, esto es en los sexenios gobernados de los que se decían honestos y luchaban por “una patria ordenada y generosa”, Vicente Fox, Felipe Calderón y posteriormente Peña Nieto, un gobernante toma el toro por los cuernos y pone en el escaparate la podredumbre que se dio en los gobiernos neoliberales.
López Obrador dejó claro que el robo de combustible o "huachicoleo”, se combatirá dentro y fuera de Pemex, para lo cual se creó un plan con el objetivo de evitar esta práctica donde la corrupción juega un papel importante. De 2016 al 2018, las pérdidas por robo de combustible en México ascienden a 147,200 millones de pesos.
En la presentación del Plan conjunto de atención a las instalaciones estratégicas de Pemex, cuyo objetivo es combatir el robo de combustible, López Obrador refirió que las pérdidas diarias por este ilícito ascienden a 200 millones de pesos diarios, lo que equivaldría, por ejemplo, a 40% del financiamiento total de una refinería nueva, o a 60% de lo que se destinará a las pensiones a adultos mayores.
Ante las cifras presentadas hoy por la petrolera, López Obrador afirmó que “hay la hipótesis de que, de todo el robo (de combustible), sólo 20% se da con la ordeña de ductos”, mientras que, dijo, la mayor parte “tiene que ver con un plan que operaba con la complicidad de las autoridades” mediante una red de distribución. “Son huachicoleros de abajo y huachicoleros de arriba”, afirma. Aseguró no tener datos para afirmar que los directores de la empresa participaban en estos actos, no obstante enfatizó que sí tenían conocimiento sobre ello.
Lo más penoso es que los merolicos del viejo régimen, que aun agonizante se resiste a morir hacen severas críticas a la consecuencia mediática del desabasto de combustible en lugar de aplaudir la medida patriótica de combatir la corrupción y la intención de rescatar recursos para los programas sociales que mucho a ayudarán a los que menos tienen.
Son tiempos de ayudar a que la cuarta transformación tenga éxito, acabar con el monstruo no es tarea fácil. Hay que ayudar a un presidente que con las mejores intenciones trata de cambiar a México. Estoy seguro que se logrará.
Guillermo Orozco Rodríguez.- A 14 de Enero de 2019