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No cabe duda de que los resultados de la estrategia nacional de seguridad encabezada por el secretario de Seguridad Omar Gracía Harfuch y la presidenta Claudia Sheinbaum está dando resultados. Los números son indiscutibles: una disminución del 32% en el promedio diario de homicidios dolosos hasta septiembre de 2025, lo que representa 27 homicidios menos diarios comparado con el año inmediato anterior. Más de 1500 laboratorios de drogas sintéticas destruidas por la marina y el ejército en 22 estados; 35,817 personas fueron detenidas por delitos de alto impacto, se aseguraron 18,274 armas de fuego, 288 toneladas de drogas (incluidas 4 millones de pastillas de fentanilo); esto ha generado que 23 entidades federativas redujeran su promedio diario de homicidios, con descensos notables en Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Guerrero y Estado de México. Así mismo, la Estrategia Nacional contra la Extorsión, ha permitido frustrar el 74% de los intentos de extorsión y detener a 386 personas en 19 estados; también en materia de robo de hidrocarburos se logró el aseguramiento de más de 98 millones de litros en 26 estados, así como la clausura de 1,938 tomas clandestinas y el aseguramiento de 3,080 contenedores y 1,656 tractocamiones, debilitando una de las principales fuentes de financiamiento del crimen organizado. En síntesis, estos resultados han generado que la comisión de seguridad de la cámara de diputados reconozca los avances en materia de seguridad pública del actual gobierno. Estos resultados son plausibles, loables y dignos de honorarios, sin embargo, también representan un peligro real para la integridad del secretario de seguridad, pues ha lastimado y afectado seriamente a grupos delictivos tanto del crimen organizado como de altas esferas políticas y empresariales con el golpe al huachicoleo de hidrocarburos. Tanto así que el pasado 15 de septiembre fue atacado el lugar de su residencia en la que, afortunadamente, el secretario no se encontraba. Como antecedente directo, el atentado que sufrió en 2020 por parte del Cartel Jalisco Nueva Generación cuando dirigía la seguridad en Ciudad de México, ha sido una prueba de que su vida está en la mira de grupos criminales y la lista de enemigos sigue creciendo por los resultados que día con día presenta el funcionario que se ha convertido en el hombre de confianza de la presidenta de la república. Este último atentado no será el último, por ello el aparato de inteligencia de Estado debe redoblar esfuerzos para proteger la integridad de este funcionario que con sus acciones fortalece la imagen de este gobierno, y cuidarlo no solo del crimen, sino de la misma política que ahora lo sitúa como potencialmente “presidenciable” y con ello también incomoda a grupos de poder. En el sexenio de Vicente Fox falleció el secretario de seguridad Ramón Martín Huerta en un accidente aéreo generando sospechas en momentos en que la guerra contra el crimen no era para nada pronunciada como hoy, por ello, lo que menos necesitamos es una desgracia ante una estrategia exitosa de seguridad que nuestro país requiere hoy con mucha urgencia.
