Es tan alarmante la extorsión que sufren los productores de aguacate, limón y otros productos del campo, por parte de la delincuencia organizada; que se tuvo que presentar una iniciativa de ley, para ampliar este delito a todas las conductas consistentes en amenazar con causar daño a las personas o a los bienes, si no se entrega periódicamente una suma de dinero; y que acaba de ser aprobada por la Cámara de Diputados, faltando la de Senadores.
Cobro de piso suele llamarse a esta forma de sacar dinero a cambio de no causar un daño; sin razón ni derecho alguno; sino simplemente porque la actividad de la víctima, es productiva económicamente; convirtiéndose así el extorsionador en una especie de recaudador de impuestos.
Los extorsionadores actúan impunemente porque a algunas autoridades les comparten el botín de sus delitos, a cambio de seguir dejándolos delinquir llegarlos hasta protegerlos.
Hay cosas en que algunos funcionarios policíacos echan de cabeza a las víctimas que denuncian a los extorsionadores, para que dejen de hacerlo o de plano sean ejecutadas, como ocurrió recientemente con un líder limonero.
El combate a la extorsión no solo debe hacerse con leyes, por muy buenas que estas sean, sino también debe de combatirse con voluntad política y con toda la fuerza legítima del Estado.
