Fue en el lejano 2016, cuando se anunció con bombo y platillo la construcción de un moderno y eficiente sistema de transporte público que pondría a La Laguna a la vanguardia en cuanto a movilidad se refiere. Cientos de millones de pesos se invirtieron en los primeros años de ejecución del proyecto, pero este jamás funcionó y probablemente nunca lo hará, mientras que la infraestructura que se creó para el mismo luce abandonada, deteriorada, vandalizada y es utilizada como refugio por personas en situación de calle.
El proyecto original contemplaba que el Metrobús iría desde Matamoros pasando por Torreón, en Coahuila, para recorrer también los municipios de Gómez Palacio y Ciudad Lerdo, en Durango. Es decir, con un solo medio de transporte se podría ir desde un lado hasta el otro de los cuatro municipios de la zona conurbada a través de un medio de transporte moderno, rápido, cómodo y económico.
Al día de hoy, nadie sabe qué hacer con la infraestructura que quedó del fallido proyecto y las autoridades, tanto estatales como municipales, discuten sobre el destino final del enorme elefante blanco en qué se ha convertido y que requiere otros cientos de millones de pesos para poder echarse a andar, algo que se antoja sumamente complicado teniendo en cuenta que casi una década ha pasado y el proyecto simplemente nunca pudo concretarse.
Todavía hoy, desde el gobierno del estado se busca la manera de finiquitar el adeudo que se mantiene con Banobras, para que una vez que se haya solventado el millonario compromiso financiero el municipio pueda tomar control de la infraestructura y así dar paso al plan de modernización con que se dice cuenta el ayuntamiento para llevar a cabo el plan de modernización del autotransporte en La Laguna de Coahuila, pues en lo que se refiere a Durango, jamás se concretó nada al respecto durante el sexenio de Jorge Herrera Caldera como gobernador.
Como se recordará, las primeras obras del Metrobús fueron financiadas a través del entonces Fondo Metropolitano, que otorgaba a las zonas conurbadas del país fondos extraordinarios para la creación de infraestructura. En ese entonces, el proyecto recibió más de 600 millones de pesos de financiamiento, mientras que a través de Banobras se obtuvieron otros 460 millones de pesos para su construcción, es decir, más de mil millones de pesos.
LA ASIGNACIÓN DE RECURSOS A TRAVÉS DEL FONDO METROPOLITANO CONTINUÓ EN 2017 CON OTROS CASI 200 MILLONES DE PESOS, PERO, EN 2018, CON LA LLEGADA DE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA EL FONDO PARA INFRAESTRUCTURA EN ZONAS CONURBADAS SIMPLEMENTE DESAPARECIÓ y los recursos dejaron de fluir, y el proyecto, que ya contaba con paraderos y hasta carril exclusivo para su circulación simplemente se detuvo. Finalmente, en una de sus primeras giras como presidente de la república a La Laguna, Lopez Obrador pidió en un evento masivo su cancelación a mano alzada, y de un chispazo el proyecto de movilidad de la región quedó en el ostracismo.
Ahora, ya con López Obrador en su finca de retiro en Chiapas y con Claudia Sheinbaum despachando en Palacio Nacional, ha habido acercamientos desde el gobierno del estado para tratar de obtener fondos extraordinarios que permitan rescatar el proyecto, pero no ha habido respuesta positiva desde la oficina presidencial, donde parece que la voz de AMLO sigue teniendo la última palabra.
Sin embargo, en el gobierno del estado y el municipal parecen no darse por vencidos, pues buscan dotar a miles de ciudadanos laguneros que a diario utilizan el transporte público para trasladarse a sus centros de estudio o trabajo de un sistema de movilidad moderno y dotado con amenidades como internet gratuito y aire acondicionado que ayude a mitigar los intensos veranos que se viven en la comarca lagunera, pues cabe recordar que los autobuses que actualmente prestan el servicio no cumplen con los requisitos mínimos que exige la reglamentación estatal en la materia, entre la que se incluye que las unidades tengan un máximo de diez años de antigüedad, mientras que los camiones que recorren a diario las calles y bulevares de la ciudad pueden ya considerarse chatarra, además de ser incómodas e inseguras para los usuarios, sin contar que además el pasaje ahora está por los cielos, por lo que se vuelve cada vez más imperiosa la necesidad de concretar la modernización del transporte en la región.
El desafío está ahí, y no parece sencillo, pues además de ingentes cantidades de dinero requiere de suma de voluntades y de acuerdos que busquen beneficiar al ciudadano que requiere de este tipo de transporte, y no solo el beneficio de unos cuantos que solo buscan el beneficio personal y no el bien colectivo.

