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Un mar de indignación en redes el tema de los perros sacrificados en Piedras Negras que fueron arrojados desde un vehículo oficial del Bienestar Animal. Después una manifestación de ciudadanos afuera de la presidencia municipal. El problema no es el sacrificio, esta es una reacción que puede ser cuestionable, el problema es de salud pública y son los perros callejeros. Deambulan por todos lados, son una amenaza a los transeúntes, son portadores de garrapatas que pueden transmitir Rickettsia a los seres humanos, también son un problema de imagen urbana al derribar contenedores de basura buscando alimento. En muchos casos son manadas de perros que también suponen peligro de muerte para ciudadanos como sucedió hace unos días en Tecámac en donde dos hombres en hechos aislados murieron a causa del ataque de jaurías de perros callejeros. Es simpe alzar la voz y exigir castigo por sacrificar animales, pero no lo es tanto participar como voluntarios para capturar a estos animales, para apoyar en su esterilización o para adoptarlos. Es más, miles de perros en la calle tienen dueño y hogar, pero es más fácil tenerlos en la calle porque no hay que limpiar nada en casa, solo alimentarlos con sobras de comida y “quererlos” a distancia, pero viene el sacrificio y esas personas se encienden, les nace un amor por sus mascotas que no se refleja en el cuidado y responsabilidad de estas. Luego estos canes en la calle se reproducen constantemente y al final se vuelve un problema tan grande que solo exigimos sea resuelto cuando ya nos afecta. La solución es simple, sancionar ejemplarmente a quienes tengan a sus mascotas en la calle, recolectar a perros callejeros y confinarlos en centros de detención con un plazo perentorio para su adopción y en caso de que no sean adoptados, su sacrificio con métodos humanitarios; al final dependerá de los indignados salvar a esos canes a falta de adopción. En el caso de acciones gubernamentales en materia de control canino existen de todo tipo en el mundo. En Turquía por ley se ha decretado la muerte de aproximadamente cuatro millones de perros para acabar con el problema. Por su parte, Holanda es el primer país del mundo en erradicar por completo el problema de los perros callejeros. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la World Animal Protection (WSPA) informaban en los 90s de que la única forma de frenar la sobrepoblación canina callejera era esterilizar, educar a la sociedad sobre la tenencia responsable e identificar a los animales. Y Holanda siguió al pie de la letra las indicaciones, pero amparado en fuertes sanciones. El sistema judicial castiga con tres años de prisión y multada con 16.750 euros el abandono o descuido de perros. Es decir, todo recae al final en leyes estrictas, no en la voluntad de las personas. Las manifestaciones deben estar orientadas no a la indignación, sino a la exigencia de las autoridades de crear marcos normativos que comiencen a regular la tenencia de mascotas, y tomar medidas inmediatas con los perros callejos que no son adoptables y que representan un problema serio de salud pública.